Las lluvias de los últimos días realizaron estragos nuevamente en el Distrito Central. El agua dejó calles anegadas, personas damnificadas y pasos destruidos. Sin embargo, no todo fue malo, ya que las represas mejoraron su capacidad.
En la colonia El Hato de Enmedio, en el sector conocido como las gradas, la quebrada que pasa por la zona se llevó una parte de la calles.
La calle de la zona quedó en el aire, por lo que los vecinos solicitan a la Alcaldía Municipal del Distrito Central realizar las reparaciones de manera inmediata.
El nivel de almacenamiento de agua de la represa Los Laureles ha incrementado de manera positiva en lo que va de la época lluviosa. De acuerdo con el reporte de la Unidad Municipal de Agua Potables y Saneamiento (UMAPS) este embalse recuperó 1.40 metros de altura con las recientes lluvias.
Hasta el lunes, reportó un almacenamiento del 71%, es decir que almacena 7.50 millones de metros cúbicos (m3) de los 10.5 millones de m3 de su capacidad máxima.
Con estos niveles, la represa rebosó ayer, pero la cortina inflable será elevada hasta que pasen las amenazas de huracanes, informaron autoridades de esta unidad.
Los daños en viviendas también estuvieron a la orden durante las últimas lluvias; el último damnificado fue don Maximiliano Fúnez, a quien se le cayó su casa.
Don Maximiliano Fúnez Andino, de 82 años, con su rostro entristecido, relata el terrible hecho que lo dejó sin dónde poder dormir.
El octogenario recuerda que a eso de las 10:30 de la noche se mantenía una fuerte lluvia, pero lejos de las gotas que golpeaban su techo de láminas, identificaron un sonido más fuerte que les avisaba de un peligro.
“Habíamos cinco personas, entre hijos y nietos, ellos lograron salir a tiempo, yo no pude y quedé debajo de las tablas, pero logré salir bien. Con vida gracias a Dios”, dice con mucha nostalgia.
El caos fue en segundos, primero cedió la pared de ladrillos y como efecto dominó fueron cayendo los soportes de madera del techo, todo fue arrastrado hacia la orilla de la casa que colinda con el río Guacerique.
Don Maximiliano, sus hijos y nietos no tienen un lugar a donde ir, ya que ese ha sido su hogar de toda la vida. Por los momentos tienen posada en la casa de sus vecinos, pero su objetivo es tener su hogar de nuevo.