Su piel, con numerosas úlceras, se había ‘fundido’ de alguna manera con el cuero del sofá, cuya espuma estaba repleta de orina y heces. El médico forense del caso aseguró que jamás había visto algo ni parecido. Por supuesto, confirmó el agonizante fallecimiento de Lacey, cuya desnutrición debido a la indiferencia de sus progenitores la llevó a pesar 43 kilos. El cuerpo, semidesnudo, estaba hundido en el sofá hasta los hombros. (Así es como debía lucir el sofá cuando empezó la agonía de la joven).