En el conservador y patriarcal Pakistán, miles de mujeres salieron a las calles pese al intento de las autoridades de varias ciudades de impedir las marchas convocadas por el Día Internacional de la Mujer.
“Ya no vamos a quedarnos calladas. Es nuestro día, es nuestro momento”, afirmó Rabail Akhtar, una profesora que se unió a las 2.000 participantes en un acto en Lahore.
En Afganistán, una veintena de mujeres se manifestaron en Kabul.
Desde el regreso al poder de los talibanes en agosto de 2021, las mujeres y las niñas afganas ha sido “borradas de la vida pública”, lamentó el lunes el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
De manera general, Guterres advirtió que “los avances logrados en décadas se están evaporando” en el mundo.
La exsecretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton destacó en Abu Dabi que “las mujeres y los niños son las principales víctimas de los conflictos y del cambio climático” y que “ningún lugar (...) nos lo muestra de forma más dramática que Ucrania”, que resiste desde hace más de un año a la invasión rusa.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, agradeció a las mujeres que “sacrificaron su vida” en la guerra. Del otro lado, el mandatario ruso, Vladimir Putin, ensalzó a las mujeres que “cumplen su deber”, al servicio de la nación.
La Unión Europea (UE) adoptó el martes sanciones contra nueve funcionarios y tres entidades oficiales de seis países, entre ellos Afganistán, Rusia y Sudán del Sur, por casos de violencia sexual y abusos contra mujeres.
El Reino Unido congeló el miércoles los activos y prohibió el ingreso al país de individuos y entidades responsables de agresiones contra las mujeres en Irán, Siria, Sudán del Sur y República Centroafricana.
En Irlanda, donde la Iglesia Católica ejerció durante décadas un férreo dominio moral, el gobierno anunció un referéndum en noviembre para decidir si se eliminan artículos constitucionales “anticuados”, que determinan que el lugar de la mujer es “el hogar”.
En España, una multitud vestida y teñida de morado recorrió el centro de Madrid.
Esta manifestación “me da mucha fuerza, mucha ilusión y mucha energía para seguir luchando por unos derechos iguales para todas”, dijo a la AFP Mariam Ferradas, una ayudante de cocina de 52 años, quien recordó que sus abuelas “lucharon” por “ciertas libertades que ahora nos quieran volver a cortar”.
El gobierno liderado por el socialista Pedro Sánchez, en coalición con el partido de izquierda radical Podemos, sufre actualmente una fractura por la reforma de una ley sobre agresiones sexuales.
En Francia, multitudinarias marchas criticaron la reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron, que busca llevar de 62 a 64 años la edad mínima legal para jubilarse.
“Las mujeres son las grandes perdedoras de esta reforma ya que a menudo sus carreras son discontinuas”, afirmó Odile Deverne, una docente de 60 años, sindicalista en Lille (norte).
Otro tema central de las protestas es la defensa del derecho al aborto, fragilizado en Estados Unidos por la decisión de la Corte Suprema de revocar en junio la sentencia de 1973 que lo garantizaba a escala federal.
Ese derecho también se vio mermado en Hungría y Polonia.
“Luchamos contra un patriarcado (...) que disputa hasta el hartazgo esos derechos nuestros -como el aborto- que hemos logrado luchando”, proclama el manifiesto de la marcha de Madrid.
Bajo las consignas “¡Ni una asesinada más!” y “¡Contra las violencias machistas y el trabajo precario!”, colectivos feministas convocaron a marchas en las principales ciudades de México, donde en 2022 se registraron 969 feminicidios, según cifras oficiales.
También en Colombia las organizaciones de mujeres llamaron a manifestaciones para exigir acciones frente al aumento de los feminicidios, que pasaron de 182 en 2020 a 614 el año pasado.
Brasil también batió ese triste récord en 2022, con más de 1.400 feminicidios, lo que supone uno cada seis horas, según una investigación del portal de noticias g1. Una “gran batucada feminista” denunciará en Sao Paulo y Rio de Janeiro, los “cortes en las políticas de protección a la mujer” durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).