Más de 12 horas después, los familiares de las mujeres recluidas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) continuaban en vilo, pues a la morgue de la capital hondureña continuaban llegando ambulancias cargadas con cuerpos de las víctimas de la matanza registrada este martes en horas de la mañana. A continuación las dolorosas imágenes captadas por los fotorreporteros de EL HERALDO.
Con los ojos hinchados de tanto llorar, los ciudadanos que tienen familiares recluidas en el centro penal continuaban en las afueras de la morgue del Ministerio Público, de donde afirman que no se moverán, hasta obtener un listado oficial de personas fallecidas, heridas e ilesas.
Cada vez que ingresaba una ambulancia la tensión se incrementaba, pues las personas se agolpaban, obstaculizando el ingreso del vehículo, con el objetivo de saber si su familiar iba en el interior.
Los rostros de preocupación, angustia y miedo predominaban en las personas de todas las edades, pues familias enteras se desplazaron hasta este sector.
Algunas eran madres, hermanas, tías, hijas y amigas de las víctimas del hecho violento. Pero también llegaron padres, esposos, hermanos e hijos, deseosos de conocer el estado de salud de su ser amado.
A instantes motivados por las oraciones y alabanzas que llevaron algunos miembros de iglesias y en otras ocasiones devastados al recordar el motivo por el cual estaban ahí, el escenario que protagonizaban los familiares era devastador.
Varios cercos policiales evitaban que los parientes ingresaran a las salas de la morgue, pues adentro también se libraba la difícil tarea de identificar a las víctimas lo antes posible.
Algunos cuerpos llegaron con heridas de arma de fuego, otros con heridas de arma blanca y armas contusas y otros estaba carbonizados por el incendio desatado durante la reyerta.
La pregunta de los nombres de las víctimas era constante, uno tras otro llegaban los parientes ante cualquier persona que aparentara tener autoridad para ingresar a la morgue y responder a sus inquietudes, sin embargo, la información era escasa.
Desde el Instituto Nacional Penitenciario se comenzaron a confirmar los primeros decesos con sus nombres y el número de hogar en el que estaban internas en PNFAS y las reacciones de sus familiares eran desgarradoras.
Gritos de dolor, abrazos y hasta desmayos se vivieron en las afueras de la morgue capitalina.
En otro instante, Delma Ordóñez, presidenta de la Asociación de Familiares de Privados de Libertad, se acercó a los parientes para leer una lista que logró levantar con algunas de las reclusas que sobrevivieron y en la que se plasmaban algunos nombres de víctimas mortales.
La mujer fue mencionando cada uno de los nombres y cuando pronunciaba el nombre de una de las reclusas, a su espalda comenzó a gritar una mujer desesperada: “¡No, no, no!”. Con la voz entrecortada, Delma Ordóñez manifestó que ya no quería leer la lista, pues su corazón se estremeció con las reacciones de dolor de los presentes.
Suspirando y tomando fuerza, continuó leyendo los nombres de las féminas que murieron en una de las mayores tragedias carcelarias en el país.
Avanzada la noche se contabilizaban 41 muertas y varias heridas, pero se teme que la cifra pueda incrementar, debido a que a lo interno de PNFAS se continuaban realizando labores de búsqueda tras el incendio.
A la morgue también comenzaron a llegar los féretros que el gobierno, a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) se comprometió a entregar a los familiares de las fallecidas, al igual que prometió darles un bono de al menos 50 mil lempiras para gastos fúnebres.