Por otro lado pistas apuntaban hacia otra parte y que hacían presumir que Emanuela podía estar viva, con otra identidad, oculta por El Vaticano. Las aportó el periodista italiano Emiliano Fittipaldi, que en su libro Los impostores, de 2017, asegura que tuvo acceso a un documento de la Santa Sede donde se revela que se pagaron 483 millones de liras para “mantener alejada de su domicilio a la ciudadana Emanuela Orlandi”, a la que habrían llevado a Londres, donde seguía residiendo. Finalmente una carta anónima apuntaba a que en esta tumba estaban los restos de Emanuela, pero no fue así.