Donna contó que su muñeca aparecía cada día en un lugar distinto al que se había quedado la noche anterior, con distintas posturas, los brazos en diferentes posiciones o las piernas cruzadas. Incluso, según el testimonio de la chica, llegó a cambiar de habitación. Con el tiempo, a sus paranormales traslados comenzó a acompañar también notas con mensajes siniestros en los que se podía leer cosas como “Ayuda a Lou” y “Ayúdanos”.