Con un notorio y evidente cansancio tras correr por la Educación durante 12 días, Shin Fujiyama sigue con su objetivo más allá de todas las adversidades.
El hecho de haber corrido casi 231 kilómetros le pasa factura a Shin Fujiyama, quien en medio todo el entusiasmo producido por su reto no puede evitar ocultar los malestares físicos producto de un trayecto con diferentes variantes como el clima, pronunciados tramos de subida y el simple hecho de correr en el asfalto.
Durante un tramo, Shin no soportó más el dolor y tuvo que ser cargado en hombros por un cadete de policía.
Con mucha valentía, este miembro de la Policía Nacional cargó en hombros al héroe japonés para que no claudique en su reto de ayudar a los niños de la Escuela Experimental de la UNAH.
Muchos trataron de dar ánimos a Shin con mensajes de motivación. Uno de los más inspiradores fue el que estaba en esta pancarta, en la cual lo llaman “El héroe de los niños”.
Shin Fujiyama ha tomado fuerza para no dejarse caer en los últimos kilómetros que le quedan por recorrer.
Fujiyama no claudica y ni las complicaciones que puede tener correr en una carretera como la CA-5 hacen que él se detenga.
El rostro de Shin, invadido por el sudor que solo puede dejar tremendo esfuerzo físico, es la prueba de que no existen límites para ayudar a los demás.
Pero detrás de ese rostro que refleja un extenuante cansancio, está el espíritu de un hombre de gran corazón que corre por una noble causa y no va a rendirse.
Faltan pocos kilómetros para el objetivo final y esto lo sabe Shin, quien por momentos detiene su marcha para tomar fuerzas y seguir adelante en su sprint final hasta la Escuela Experimental de la UNAH.
Fujiyama mantiene la mirada fija en cumplir con su objetivo y no defraudar a los niños de la Escuela Experimental de la UNAH, quienes cautivaron su corazón al ver las deplorables condiciones en las que cursan sus estudios primarias.
Shin recibió muchas palabras de ánimo para no dejarse caer y seguir adelante.
Un breve respiro y unos cuantos sorbos de una bebida hidratante fueron suficientes para que Shin recobrara fuerzas.
Un grito de guerra soltó Shin luego de recibir honores por los miembros del Comando Cobras, quienes fueron sus compañeros cuando hizo el reto de formar parte del escuadrón de fuerzas especiales durante unas semanas.
La mentalidad del japonés es admirable y su fortaleza lo mantiene en pie para cumplir con el reto de correr por 250 kilómetros.
Shin no baja la cabeza y tras haber conquistado el 95% de su camino está a pocos kilómetros de lograr el objetivo.
El cansancio no evitó que Shin se dejará bañar por el cariño de decenas de niños que aplauden su noble labor.
Al grito de “1,000 escuelas, 1,000 escuelas”, Shin Fujiyama está a punto de terminar su heroica cruzada por la Educación.