Desde sus primeros compromisos oficiales en la década de 1970, el papel del príncipe de Gales había sido hasta ahora “de apoyo”, recibiendo a dignatarios, asistiendo a cenas de Estado y viajando a un centenar de países en su nombre, especialmente a medida que Isabel II, fallecida a los 96 años, se hacía mayor y de salud más frágil.