“Estaba en un evento y necesitaba un vestido, entonces me fui para donde un diseñador hondureño, buenísimo, se llama Vicente Sánchez, y me dice: ‘deberías de participar, considerarlo’. Ya solo faltaba una semana para las inscripciones y yo no lo tenía en la cabeza, yo sí lo tenía pensado para unos dos, tres, cuatro años, que me sintiera más preparada, pero estaba en un momento no muy estable en mi trabajo y yo dije: ‘me voy a arriesgar, lo voy a dar absolutamente todo’, me salí de trabajar, me preparé para la competencia nacional y gané y creo que fue obra de Dios”, reconoció.