En 1953, Isabel II lució para su coronación un vestido de un cuento de hadas, marcado por el satén, los bordados y el encaje. Desde entonces, la prenda ha sido expuesta en museos como un objeto histórico. Probablemente, el de Camila sea menos suntuoso, ya que Carlos III y su esposa quieren una coronación menos grandiosa en un momento en que los británicos se ven duramente castigados por la inflación. Pero “todos observarán este vestido y será analizado en detalle”, subraya Caroline Young, autora del libro “The colour of fashion”.