Las mujeres que fumaban sólo antes del embarazo o sólo durante el primer, segundo o tercer trimestre tenían más probabilidades de que su recién nacido sufriera más de un problema de salud importante que las mujeres que no fumaban en ningún momento. Según el estudio, estas probabilidades eran, respectivamente, un 12%, un 23%, un 40% y un 21% mayores.