“Pero los problemas se desvanecen; y restos familiares, con las manos cruzadas sobre la mesa. Adiós, pues, hermano Anthony. Quiero pensar que el dios en el que creyó tu bendita madre (y la mía) la tiene ahí, esperándote. Al menos por hoy, nadie me disuadirá de esta visión”, finaliza el mensaje de despedida.