Wheele recordó: “Dio como tres vueltas, cuando llega a la grama (césped) hace ¡pum! Y se volca (...) En el desespero de que podía morirme yo dije ‘Dios mío’ y tomé un aliento y cuando dije Dios Mío alguien abre la puerta, la persona estaba vestida de blanco, con un gabán, estaba bien vestido nos abre la puerta y atrás estaba una muchacha rubia que era enfermera y yo soy el primero que sale”, detalló.
Tras estar a salvo comenzó a llorar y “empecé a ver todo lo que yo no valoraba con valor, empecé a ver la grama, el cielo, la lluvia, todo lo vi como ‘gracias Señor’. Al ver el carro volteado empiezo a llorar, sentí que Dios tocó mi corazón”, señaló.