De ese momento también recuerda cuando escuchó la explosión: “Volteo a ver para atrás y veo la gran llamarada de fuego, me levanté y corrí hacia el lado equivocado, me quedé atorada en el mismo negocio”, relató como una película de terror. Y el terror era de verdad: “Solo pensé que era imposible, pensé: ‘Dios mío, que este fuego se apague, no puede ser que yo me vaya a morir aquí’, fue horrible sentir el fuego en la espalda y en mis brazos”.