“Hola, soy Gleb”. En el fondo de un sótano acondicionado, donde viven desde hace ocho meses unas veinte personas, un adolescente de 14 años y de rostro serio, con el pelo muy corto y un zarcillo en la oreja, estrecha con firmeza la mano de los visitantes.
Foto: AFP 27/12/2022 - 09:39