Asher recibió una llamada de su esposa, Doron Asher Katz, el sábado por la mañana temprano. Ella susurraba por el teléfono y le informaba que hombres armados habían ingresado a su casa. Asher Katz, su madre y sus dos hijas pequeñas, Raz y Aviv, de 5 y 3 años respectivamente, se encontraban atrapadas en la habitación segura de la casa de su madre en un pueblo cercano a la frontera de Gaza.