Mauricio Rivas Recarte, de 31 años, era un hombre apasionado que soñaba con convertirse en el mejor bartender de Honduras. Con la ayuda de sus padres y el apoyo de sus amigos se inscribió en varios concursos a nivel nacional e internacional, sin embargo, un fatídico día la muerte tocó a su puerta y luego de cuatro días desaparecido su cuerpo fue encontrado enterrado en el patio de una casa en Tocoa, Colón.