Una casa recién y mal pintada en color verde, un portón negro, ventanas diseñadas con pilares, era la casa a la que Roger Coleman y Annie Villatoro pretendían mudarse en la colonia Mirador de Oriente el pasado 23 de junio, desde la Residencia Honduras con ayuda de tres amigos. Sin embargo, los cinco jóvenes nunca se imaginaron que sería después de meter algunas de sus pertenencias que encontrarían la muerte de forma violenta por supuestos integrantes de la Pandilla 18.