Al amanecer, la comunidad católica hondureña se reúne para recibir las cenizas y dar inicio a la Cuaresma
La fe se despierta junto con el sol en Honduras, donde miles se preparan para el camino de reflexión y penitencia
Desde temprano, la devoción se hace presente en cada corazón, marcando el comienzo de un tiempo sagrado
En los templos hondureños, la luz de la esperanza brilla junto a la imposición de las cenizas.
En la rutina diaria, la fe se convierte en el motor que impulsa a los fieles hacia una vida más santa.
Con el Miércoles de Ceniza, comienza un viaje interior hacia el perdón y la transformación.
Las palabras de los sacerdotes resuenan en los corazones, recordando la importancia del arrepentimiento y la conversión.
Eduin Figueroa, presbítero de la iglesia, recordó que en este tiempo sagrado, cada alma buscar renovarse y acercarse más a Dios.
La fragilidad humana se reconoce ante el recordatorio de que “somos polvo y al polvo volveremos”.
“La Cuaresma nos invita a vivir cada día con una mayor conciencia y nos hace un llamado la santidad”, decía parte del mensaje que se transmitió hoy a la comunidad.
En la sencillez de la imposición de cenizas, se encuentra el llamado a una vida más plena y auténtica
Con la frente marcada por las cenizas, los hondureños inician un camino de renovación espiritual y compromiso con el Evangelio.