De su lado, Miah Cerrillo, de 11 años, trató de escapar de la misma manera a la atención de Salvador Ramos. La niña se cubrió con la sangre de un compañero, cuyo cadáver estaba junto a ella, explicó a la cadena CNN, en un testimonio no filmado. Acababa de ver al adolescente matar a su maestra, después de decirle “buenas noches”.