Un grupo de alumnos espera afuera, vistiendo su uniforme y con la mascarilla puesta como medida de protección.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO comprobó que, además de los efectos del abandono en los primeros meses por la pandemia de covid-19, las instalaciones escolares carecen de lo básico para garantizar la bioseguridad de los alumnos.
La maestra asignó las tareas al reducidos grupo de estudiantes de acuerdo con el calendario de clases semipresenciales y luego mostró a la Unidad Investigativa de EL HERALDO los problemas que enfrenta.
Constató que desde que inició la pandemia están abandonados, no han llegado las autoridades a mejorarles el centro educativo y dar clases se está volviendo un riesgo adicional al sanitario, porque los han dejado solos.
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Deterioro
Con su mano hacia el techo mostró cómo el viento ha levantado las láminas y, en la misma línea, toda una esquina de la pared tiene una enorme grieta que representa un riesgo inminente para la comunidad educativa.“Tampoco tenemos energía, los cables se los robaron y otros se dañaron, la pila también está en mal estado y necesitamos mejorar los baños”, solicitó la mentora.
Al igual que ella, los maestros y los padres de familia en aquellas comunidades olvidadas han tratado de no dejar solos a los estudiantes con clases semipresenciales, pero no hay apoyo, lamentan todos.
En San Francisco de Coray, Valle, algunos maestros se esfuerzan por atender a sus alumnos, no es obligatorio, pero las condiciones de pobreza y falta de acceso a la tecnología lo exigen a gritos.
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La Unidad Investigativa de EL HERALDO llegó hasta la comunidad de Talpetate, al centro educativo José Cecilio del Valle, donde al solo entrar se observa la calamidad.
Su director, Tulio Alvarado, expuso que todos los días es una batalla por atender a sus alumnos, ya que el centro tiene graves problemas de infraestructura.
Cuando llueve, por las instalaciones se forma prácticamente una quebrada, se empoza el agua en los pasillo y se llena todo de arena y basura.
La infraestructura está dañada, los alrededores están sucios, no hay agua potable y tienen problemas de energía eléctrica.
Cuando el director dialogaba con este rotativo, una niña con la cara sucia y descalza, que lleva a su hermanita de unos dos años, se acercó al maestro. “Profe, ¿la tarea que nos dejó es en grupo o la tenemos que hacer solos?”, consultó la inocente criatura.
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“Por eso tenemos que venir a atender a los alumnos, estos niños son pobres y no pueden recibir clases en línea, no hay condiciones”, expresó al equipo de EL HERALDO.
A pesar de esto corren el riesgo de enfermarse, dijo el maestro, porque no reciben apoyo de las autoridades de la Secretaría de Educación para mejorar sus instalaciones, mostrando los baños destruidos y sucios debido a que hay gente que los llega a usar porque tampoco hay cerco perimetral.
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Olvidados
Muchos centros educativos no han vuelto a abrir. El monte rodea las instalaciones, hay cercos destruidos, paredes a punto de ceder, aulas deterioradas, pupitres que se pudren y poca atención de las autoridades.Los maestros están buscando la forma de unir a los padres de familia para motivarlos a hacer campañas de limpieza, pero -además- urge inversión a nivel central y, si es posible, de las autoridades locales más interés.
Medardo Escoto, director del Instituto Técnico José Trinidad Reyes de San Lucas, El Paraíso, indicó que para la reapertura se deben resolver los problemas que tienen los centros educativos.
Aseguró que sus maestros están anuentes a regresar a clases si se garantizan todas las condiciones, ya que ellos tienen graves problemas hidrosanitarios y hace falta equipo de bioseguridad.
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En San Miguelito, Francisco Morazán, la directora municipal de educación, Geeydy Ochoa, aseguró que hay centros que se están preparando para el regreso a las clases.
Sin embargo, hay otras que necesitan campañas de limpieza y mejorar su infraestrutura, además de garantizar las medidas de bioseguridad para atender a los estudiantes.
En el municipio de Ojo de Agua, Comayagua, hay muchos centros educativos abandonados, que no volvieron a recibir las pisadas de sus estudiantes y la algarabía de su presencia, constató EL HERALDO.
Mientras que en el municipio de Trinidad, Comayagua, en la Escuela Álvaro Contreras, el maestro da clases de lunes a miércoles, ahí el mentor tiene un aula completamente destruida que de repararla tendría más espacio para sus alumnos.
Estos casos se repiten en los cuatro puntos cardinales; es como volver a la realidad que siempre vivieron: el olvido.
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