DANLÍ, HONDURAS.- Tras el aumento de flujo migratorio el municipio de Danlí se ha convertido en el epicentro del drama que viven miles de personas migrantes procedentes del Sudamérica principalmente.
La regidora de la alcaldía municipal de Danlí, El Paraíso, Kenia Zerón habló sobre la situación de los habitantes de la colonia El Zarzal, donde miles de migrantes pernoctan en el Monumento a la Madre y otras áreas verdes.
“En una reunión que se tuvo con la cooperación municipal donde estaba el ministro de migración, él se comprometió a cambiar la delegación, siempre y cuando se le colaborará en buscar un local” mencionó la regidora.
Sin embargo, se han presentado quejas ya que los migrantes han tomado las áreas desde plazas públicas, parques, aceras como albergues temporales, pues no todos pueden pagar un hospedaje en los hoteles de la localidad.
Además añadió que recientemente se tuvo una reunión donde junto con el alcalde, se está buscando una oficina que sirva para la delegación. Sin embargo en todos lados han manifestado lo mismo debido a la problemática de El Zarzal.
Las filas de extranjeros en las oficinas de migración son interminables, debido a ello permanecen pidiendo dinero a los peatones o limpiando vidrios de vehículos para generar algunos ingresos.
Por otro lado, mencionó que son alrededor de 30 manzanas las que se les debe, las cuales no se les ha entregado debido a varias problemáticas.
“Es un albergue temporal, la gente cree que es la infraestructura y no es así, son las tierras, y cabe la posibilidad de armar con las otras organizaciones de ayuda humanitaria para crear un albergue temporal”, agregó.
Pese al apoyo que brinda el gobierno local para que las personas migrantes, específicamente familias, puedan alojarse en el albergue, quedan cientos de personas fuera, siendo víctimas de cobros excesivos por alojamiento, alimentación y transporte.
“Hemos llegado a un punto donde anteriormente hablábamos de 300 personas y las mirábamos una multitud, hoy se están atendiendo arriba de 3 mil en cada delegación y es normal que la gente se sienta un poco hostigada al haber perdido sus áreas verdes”.