Bajo la sombra de los árboles que dejaban traspasar a través de sus delicadas hojas los coloridos rayos del sol y acompañado por el aroma de palos frutales y verdes pinares que hay en el jardín de su casa, apareció como por arte de magia y mostrando una espléndida sonrisa: Héctor Pinto, un audaz ingeniero que un día se atrevió a traspasar nuestras fronteras para crear joyas de cristal.
Sus colecciones son únicas y vanguardistas, con un estilo contemporáneo que atraen la mirada femenina.
De la misma forma nos trasladamos al pequeño y fascinante estudio donde Héctor pone a volar su imaginación para crear verdaderas obras de arte que únicamente están guardadas en una zona exclusiva de su mente, las que saca a flote en cada diseño y que son creadas por un frágil y noble material como el vidrio, que se derrite como la miel, profundizando en un mar de colores que son tocados por la llama y calor del fuego.
El comienzo
Héctor nos relata que su pasión da inicio cuando sus padres le hablaban de un chileno que trabajaba con vidrio soplado allá por la época de los 70 y 80, historia que lo entusiasmó tanto que años más tarde decidió ir tras ese sueño. Para él la conexión que tuvo con el vidrio fue como “Amor a primera vista”.
Fue en ese preciso instante que decidió tomar un curso en España, del año 2001-2002, donde se reinventó como un diseñador de joyas de época, forjando su futuro en otro país comenzando de cero, ya que su profesión como Ingeniero Industrial no lo ayudó de mucho en ese momento porque fue despedido de una maquila.
El proceso
Menciona que para laborar y saber más sobre la técnica de trabajos en vidrio soplado se deben usar una caña, un tubo largo para soplar el vidrio y un horno grande a una temperatura de 1,600 grados celsius como se hacía antiguamente.
Por ejemplo, en la antigüedad, el vidrio plano se soplaba y se hacía una burbuja grande luego se aplanaba, hoy en día se utiliza otra técnica y es por eso que se llama vidrio flotado, que es el que conocemos como vidrio de ventana, donde básicamente el vidrio se vierte en un horno caliente, de esa manera el vidrio queda como un poso de cristal, luego se pasa por una capa de plomo de estaño para que el vidrio flote sobre esa superficie, ya que por dicha razón se llama vidrio flotado.
“Yo tomé el curso en la Fundación de Vidrio en España, en ese lugar se encuentra la real fábrica de Vidrio y Cristales, ellos eran los únicos que en aquella época contemporánea tenían permiso de importar vidrio en los tiempos de la colonia; llegaron a un punto donde instalaron un taller de vidrio soplado en México, utilizando la misma técnica de siempre para imponer impuesto al vidrio mexicano, de esa manera se podría proteger a la industria española”, recuerda.
Paso un lapso de tiempo, regresó a Honduras para montar un taller de vidrio soplado, de inmediato se dio cuenta que era algo casi inalcanzable, porque tenía un alto costo porque hay que tener varios estilos de hornos, hay que delegar un presupuesto para el combustible porque es necesario que los hornos estén a una temperatura a más de 1600 grados celsius.
“No me di cuenta que en mi país las artes salen muy caras porque exigen mucho gasto de energía”, lamenta.
Menciona que en Europa es mucho más solvente, porque allá existen tuberías de gas natural, por eso no le es muy costoso, en nuestra región Centroamericana para este tipo de técnica utilizan bunker o aceite quemado, ya en nuestro país tiene un alto costo, aparte de la situación económica.
Sin embargo, gracias a su empuje ha logrado sacar adelante su proyecto y ahora lucha por ofrecerle un brillo cristalino a su clientela.
Creación de la empresa
“Formé mi empresa hace seis años y lleva por nombre “Mundo Vetro”, la formé porque ya tenía una noción de lo que haría en el negocio, el vidrio es un material noble con el que yo me podía expresar artísticamente, a la vez me mantiene entretenido, ya que tiene diez técnicas distintas que me entretiene básicamente por la curiosidad de trabajar con un material distinto y por la afinidad que le da el fuego, pues el vidrio es un material amorfo (que puede ser sólido o líquido), es un material muy único”, explica.