Honduras

Como mantener la calma en tiempos de crisis

El clima que se vive en el país afecta el actuar de las personas y su salud física y mental. No debemos fortalecer el miedo, sino el espíritu de hermandad armonía y esperanza de un futuro mejor

19.12.2017

Tegucigalpa, Honduras
Al ritmo de vida ya de por sí frenético al que están sometidos a diario los hondureños, se suma algo aún más peligroso: el miedo.

Ese miedo que causa ansiedad y aumenta los niveles de tensión en las personas, es un detonante de la crisis política, derivada de las elecciones generales del 26 de noviembre pasado.

La preocupación de levantarse en la mañana y no saber si podrá llegar a su trabajo a tiempo; si habrá una toma, si se encontrará en el camino con un enfrentamiento entre manifestantes y la autoridad, el hecho de no saber si volverá a casa, después de una ardua jornada y la molestia colectiva, aumenta los niveles de estrés y causa daños en la salud de las personas.

Mensajes de odio
Las redes sociales hacen también su parte. Hay una invasión de mensajes perniciosos y malintencionados. Videos e imágenes que tienen como único fin generar caos en la población.

A esto se suman los niveles de odio y crispación que hay en las redes, que no contribuyen en nada a calmar la tensión que impera.

Según la psicóloga clínica, Isis Romero, ese clima de hostilidad que se vive a nivel nacional y que se ha incrementado en las últimas semanas, afecta de tal manera que ha comprometido no solo el actuar de las personas, sino también su salud física y mental.

“Diariamente escuchamos y experimentamos en carne propia el caos que impera, la inconformidad cargada de rabia y frustración en muchos ciudadanos y esto nos hace pensar en el riesgo que implica salir a la calle, en donde los lugares de trabajo, las escuelas, universidades han trastocado sus funciones”.

Pero, de acuerdo a la experta, muy poco se habla del daño psicológico y emocional que esto está ocasionando a la población, en donde la identidad de la persona, sus emociones, actuaciones y relaciones con el entorno se han alterado.

De la tensión a la depresión
Es importante saber que los sentimientos de rabia, o enfado son normales en los seres humanos, pero manifestarlos de manera frecuente y sin control puede dañarnos a todos por lo que es recomendable, explica la doctora Romero.

“En los adultos estamos viendo sentimientos que no están bien manejados y acaban siendo desadaptativos para la persona, provocando agresividad verbal y física, hostilidad, rechazo, tristeza y frustración además nos encontramos con un aumento considerable del consumo de alcohol y otras drogas para evadir el conflicto o situación problemática”, detalla.

Otro sector vulnerable en esta crisis y al que ni siquiera estamos prestando atención son los niños. Ellos también captan la tensión de sus padres y a diario preguntan qué ocurre o peor aún han vivido situaciones de riesgo, al estar en medio de las manifestaciones.

“El temor, miedo, angustia, incertidumbre y ansiedad se está reflejando en su conducta, en diversos trastornos del sueño, la alimentación y hasta fobias sociales caracterizados por el miedo desmedido a salir de casa y/o relacionarse con otros”, afirma Romero.

¿Cómo hacer para mantener la calma ante tal situación?
Según la psicóloga, lo primero es no entrar en pánico. Sea cual sea la situación que genera tensión, preocupación,… no va a durar para siempre.

1. Recuerde que la situación pasará, que el caos empieza en casa y si usted como adulto trabaja en mantener una mejor actitud podrá transmitir esa confianza y seguridad a sus hijos.

2. Evite las ofensas y discordias entre familiares y amistades a causa de la política, podría generar daños irreversibles a la relación sobre algo que no está en sus manos cambiar.

3- Recuerde la temporada que estamos viviendo (vísperas de Navidad), el significado de ella es amor, paz, tranquilidad y la presencia de Dios en nuestras vidas. Que sean nuestras palabras y nuestros actos el fiel reflejo de ello.

4- Comuniquemos como familia la situación que se vive y la postura que como familia tomarán, en donde las palabras y las actitudes que prevalezcan sean de armonía y esperanza de un futuro mejor y prometedor. Así evitamos fortalecer miedo y desconfianza en los menores.

Las diferencias de pensamiento traen resentimiento. Debemos perdonar y perdonarnos. Ninguna crisis justifica que haya pleitos en las familias, los hondureños debemos recuperar la paz y la hermandad.