TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Una manada de monos avisa sobre la llegada de los primeros visitantes. Fieles a su instinto, levantan las manos haciendo su peculiar chillido, realizando piruetas y saltando de un lado a otro para llamar la atención.
Un equipo de EL HERALDO entró al zoológico Joya Grande y descubrió que atrás quedaron las extravagancias de los anteriores dueños, el cartel de Los Cachiros, presos en Estados Unidos.
A las 9:30 de la mañana en Santa Cruz de Yojoa, Cortés, la temperatura sobrepasa los 30 grados centígrados y las misión es llegar al zoológico más grande de Honduras.
Desde el centro de la ciudad hay que recorrer unos 25 minutos para lograr divisar este safari catracho, que cada día se ve más reducido en espacio, pues la cantidad de animales subió de 301 a 500 en los últimos cinco años.
Algunas calles en el centro de este dinámico municipio están en reparación y encontrar la ruta hacia Joya Grande parecía complicado.
¿Por dónde es la calle para Joya Grande?, consultó el equipo periodístico, “síganme, yo voy hacia esa zona”, expresó con amabilidad el conductor de una mototaxi.
El acceso es una vía de tierra, completamente deteriorada, con algunas casas en las orillas. Después de casi 30 minutos de camino, entre charcos, piedras y veredas sin muchas población se logró divisar el gran rótulo que dice Joya Grande.
“Buenos días, bienvenidos, pasen adelante”, es el saludo de un guardia de seguridad con su escopeta al hombro.
ADEMÁS: Joya Grande sufre por falta de recursos económicos
CautiverioTienen alrededor de 500 animales en el complejo, en los que se invierten todos los ingresos que recibe el centro de cautiverio. |
Una jovencita se encuentra en la caseta de cobro, que es una pequeña cabina, equipada con una caja registradora y una cámara de seguridad que graba todas las operaciones.
“Son 250 lempiras por cada uno, pueden estar hasta las 5:00 de la tarde y por favor no lleven comida, solo agua”, demandó la empleada mientras colocaba un brazalete a cada uno como comprobante del pago.
En un mesón de madera, el mismo guardia de seguridad pidió colocar la mochila para una revisión, luego de verificar las cámaras solicitó dejar una bebida gaseosa que llevaba el fotógrafo.
Animales
Una pareja de búfalos se divisa en un amplio terreno comiendo zacate, parecen dos enormes toros negros, según los trabajadores no se han reproducido.
Más cerca de la entrada están los ponis, que son pocos, y unas gallinas con un plumaje esponjoso llamadas gallinas japonesas.
Pasada la revisión de seguridad, el equipo de EL HERALDO comenzó a realizar una minuciosa revisión de las instalaciones y del cuidado de los animales en el sitio que por más de cinco años ha sido administrado por la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI), pero cedida a terceros.
El rugido de los leones estremece. El canto de las aves y la bulla de las distintas especies de monos, más la vegetación de los alrededores, hacen que los visitantes sientan que están en el umbral de una selva.
Trabajadores con carretas cargadas de frutas y carne, sobre todo de pollo, se ven en los alrededores. Uno de estos obreros lava una de las jaulas de las tres llamas existentes y asegura que una de las principales órdenes de sus jefes es mantener limpio el lugar donde están los animales.
También es prioritario mantenerlos alimentados de acuerdo con las dietas que recomiendan los tres veterinarios y técnicos del zoológico.
En el lugar no existen guías para orientar a los visitantes y que les cuenten sobre los animales, las personas que llegan solo reciben un mapa que indica dónde está cada especie.
Animales golpeados
Lo primero que se puede detectar a simple vista es que a pesar de las atenciones que profesan los administradores, hay muchos animales golpeados.
En medio de los venados hay uno al que le hace falta un ojo, una de las avestruces está desplumada, un zorro está golpeado de las patas y algunos animales tienen llagas en el cuerpo.
A medida que el equipo de EL HERALDO avanza, logra ver las deficiencias en infraestructura y que el hacinamiento de los animales cada vez es más grave. Los animales que tienen un espacio cada vez más reducido son los felinos -los tigres y leones- y debido a esto los han esterilizado.
Al pasar por el área de la piscina se detecta que los techos de los quioscos están deteriorados, los rótulos destruidos y el piso con algunos daños.
Más adelante, en el área de diversión para niños, se observó que las bases de madera está podridas, algunos juegos dañados y hasta las cabañas denotan poco mantenimiento.
AlimentosUnos 25 caballos a la quincena se comen los leones, tigres, jaguares y demás felinos, también les dan pollo. |
Al llegar al área de las aves en cautiverio se puede apreciar que varias están desplumadas y las jaulas también requieren de mejoras.
A las 1:00 de la tarde aparecieron los primeros visitantes, era una familia con cuatro niños que miraban sorprendidos a los animales.
“Aquí no es como antes, yo venía cuando estaban aquellos hombres (Los Cachiros) y las instalaciones se miraban mejor, los guardias de seguridad andaban con buenas pistolas”, reseñó el turista.
Comparó que ahora “las instalaciones están descuidadas, pero los animales no se ven tan mal”.
Las jaulas no son suficientes y se puede constatar al ver que algunos tigres por momentos se ponen desesperados debido a que el espacio es reducido.
Asimismo, la población de hipopótamos está creciendo, por lo cual las piscinas se ven insuficientes.
Recientemente, en el zoológico nació un tapir que está en peligro de extinción en el país y para las autoridades es importante su cuidado.
Para que tengan un espacio más amplio, unos albañiles le hacían un corral y pilas.
El trabajador estuvo cuando el centro era de Los Cachiros y aseguró que antes las remodelaciones eran constantes, ahora con los pocos ingresos que tienen se le da mantenimiento a lo que se puede.
El zoológico Joya Grande fue asegurado en el 2013, pero en abril de 2014 la OABI se declaró incapaz de manejarlo y decidió cederlo a la empresa Servicios Veterinarios Arca de Noé de San Pedro Sula, integrada por socios de Guatemala y Honduras, quienes luchan por mantener vivas todas las especies.
Desde el 1 de abril del 2014, esta empresa se ha hecho cargo del zoológico y la OABI se ha desentendido, así como otras instituciones.
Sagrario Escobar, coordinadora de área de educación ambiental del zoológico, refirió a EL HERALDO que “todo lo que entra por el cobro de las entradas es para los animales, por eso la alimentación nunca les ha faltado”.
Joya Grande se ha convertido en el hogar de los animales decomisados por Ministerio Público (MP) y el Instituto de Conservación Forestal (ICF), que suman más de cien entre leones, jaguares, venados, monos, mapaches, pizotes y aves, pero estos entes no apoyan para mantenerlos.
Alimentarlos es costoso ya que comen frutas, verduras y carne. Solo los leones y felinos se comen 25 caballos por quincena y cientos de pollos.