LA PAZ, LA PAZ.- Los recuerdos de un padre abnegado todavía viven en el corazón de Xiomara Suazo Estrada (69), la hija mayor del expresidente Roberto Suazo Cordóva.
Ella le contó a EL HERALDO que viajó desde Guatemala a pasar los últimos días al lado de su padre y mientras regresaba a su país le dieron la mala noticia del fallecimiento del exmandatario.
¿Cuál es la más grande vivencia junto a su padre?
Lo que más recuerdo es que él me enseñó a manejar bicicleta, eso no se olvida, y escogí estudiar medicina porque se me quedó grabado un día que él llegó y le dije: “mire, papá, présteme ese libro”, estaba chiquita, y empecé a ver y miré una uña encarnada y ahí se me quedó grabado y por eso estudié medicina.
¿Cómo será recordado el expresidente Suazo Córdova?
Como un hombre inteligente, sincero, que cuando quedó de presidente yo le dije que tiene que ver por la gente desheredada, por esa gente que se faja en el campo, me lo prometió y lo hizo.
Fue médico y un buen estudiante de medicina, era uno de los mejores de la promoción, fue presidente de la asociación de internos del Hospital Roosvelt de Guatemala. Fue hombre valiente, un ejemplo de vida para nosotros como hijos, fuerte, con deseos para vivir, pero el señor tiene los planes para cada uno y él sabe cuándo nos llama a su presencia.
Desde el punto de vista político, supe que era un estratégico, que le dio bastante a su nación.
¿Tuvieron diferencias entre sí?
Sí, pero tuvimos la oportunidad de platicar y de pedirnos perdón, porque él enojado y yo enojada, nos pedimos perdón, nos dijimos francamente todo, con mucho respeto.
¿Cuándo se acercó más a él?
Después de mi secuestro (1982) yo comencé a platicar con él porque la vida se la dejé a Dios, y salir de algo tan duro y difícil tanto para él como para mí, eso nos unió espiritualmente, nuestra relación fue más íntima. Y cada vez que podíamos nos llamábamos por teléfono, hubo un tiempo que ya empecé a venir más seguido a Honduras, comenzamos a tener una relación más íntima.
“Sé que su alma está tranquila y serena”
Notablemente conmovido, José Julián Suazo Cervantes, hijo del primer presidente de la era democrática de Honduras, Roberto Suazo Cordóva, le manifestó a EL HERALDO que se le cumplieron todos los deseos a su padre en su última morada.
¿Cómo fue su relación con el expresidente?
El primer legado es que aparte de padre lo traté y nos tratamos como amigos, mi consejero; que Dios lo tenga en su seno, yo sé que el cuerpo está aquí, pero su alma, como él decía, está tranquila y serena, allá en el cielo. La frase de él lo decía muy bien, él nunca se molestaba o insultaba ni a amigos ni familiares.
¿Qué valores morales toma de ejemplo de su padre?
Cuando le preguntaban por qué no viajaba, por qué no salía, él decía que estaba tranquilo y sereno en su ciudad, esa humildad la mantuvo, su honestidad que damos fe no solo yo sino que todo el pueblo y gracias a EL HERALDO porque era uno de los diarios preferidos de él.
¿Cómo lo describiría?
Un hombre campechano, yo sigo el ejemplo de él, el 90 por ciento de los que están aquí en el sepelio es gente de los pueblos que ha venido, gente humilde, sin distingos de colores políticos, religiosos, deportivos; aquí está todo el pueblo que él siempre quiso, que lo apoyó antes, durante y después de ser presidente. Ya lo tenemos como un ángel no solo para la familia, sino que para todo el pueblo hondureño.
¿Cuál fue el último deseo del expresidente Suazo?
El último deseo era que lo veláramos en la capilla del Perpetuo Socorro que él la construyó y también pidió como deseo el show de los aviones F5, los 19 cañonazos, con todos los honores como un dignatario. Además, que hiciéramos el recorrido que le gustaba a él cuando estaba en campaña, que es la famosa caravana por todas las calles de la ciudad de La Paz.
¿A propósito, él construyó la capilla del Perpetuo Socorro?
La capilla fue construida en 1984, los fondos fueron de un sorteo que él ganó en la Lotería Mayor, abrió una cuenta en el banco y dijo que no le tocaran los fondos para construirla. Y no solo esta, hay otra en el barrio La Granja de La Paz y ahorita se está terminando una en la Aldea La Peña, porque era muy devoto de Juan Pablo II, ya es santo y ya está por terminar. él era muy apegado a las cosas de Dios, yo creo que se va tranquilo, anoche lo dijo el padre en la misa, que él da fe de cómo apoyaba a la comunidad católica y otras religiones, él colaboraba donde estaba Dios.