Lo ven todo, lo escuchan todo y lo saben todo. Primero delimitaron su presencia con placazos, pero ahora no necesitan recurrir al aerosol para imponer su imperio del crimen.
Las maras y pandillas de Honduras mantienen asediados a un gran número de barrios y colonias de la capital de Honduras y, hasta el momento, no hay autoridad que haya logrado frenar por completo sus operaciones.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO penetró en los pequeños fortines que han levantado estos grupos criminales en los sectores más vulnerables del Distrito Central.
En el recorrido constatamos el paso devastador que ha dejado el barrio 18 en las colonias 14 de Marzo y en La Peña por Bajo al despojar de sus hogares a quien quisieran. La casa que ambicionaban, la hacían a punto de amenazas.
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También fuimos testigos de la pelea territorial que mantiene la Mara Salvatrucha con la 18 y otras bandas de reciente formación en varios lugares de Tegucigalpa y Comayaguela. Un grafiti, un callejón o una calle es la delgada línea que divide estos pequeños infiernos.
E ingresamos a una casa loca en poder de miembros de 'El combo que no se deja' apenas minutos antes que sus ocupantes huyeran tras habernos divisado desde lo más alto del barrio El Picachito.
EL HERALDO también tuvo acceso a un listado de la Fuerza Nacional Antiextorsión con los nombres de los barrios y colonias donde hay presencia de estas maras.Nuestra Unidad Digital de Innovación cruzó los datos con los registros del Censo Nacional para medir el impacto de este fenómeno social y el resultado no deja de ser estremecedor: Casi medio millón de capitalinos viviendo entre maras.
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