Tegucigalpa, Honduras
Por primera vez, el caudillismo enraizado en los partidos tradicionales tendrá una dura competencia en estas elecciones primarias e internas por la presencia de corrientes lideradas por jóvenes y por la determinación de los conductores de algunos movimientos de darle la oportunidad a nuevos rostros.
En el Congreso Nacional (CN) hay diputados que están desde las décadas de los ochenta y noventa convirtiéndose en verdaderos caciques a quienes las masas siguen independientemente de la corriente que apoyen.
La alta influencia con las cúpulas de sus partidos y movimientos, con los partidos que están en el poder, la organización, sus estructuras y la disposición de recursos económicos que consiguen, en algunos casos vía subsidios, han permitido a estos diputados conservar sus curules.
En el Partido Nacional (PN) figuras como las de José Celín Discua (El Paraíso), Rodolfo Irías Navas (Atlántida), Óscar Nájera (Colón), Oswaldo Ramos Soto, Óscar álvarez y Antonio Rivera Callejas (Francisco Morazán); Rolando Dubón Bueso (Santa Bárbara) y Mauricio Oliva (Choluteca) tienen cierta ventaja sobre los rostros nuevos que han aparecido.
Según las fuentes consultadas, la gente vota por estos caudillos en primer lugar agradecida por las ayudas a sus comunidades, a sus familias o por alguna gestión o promesa de empleo.
Los representantes en mesas electorales receptoras generalmente son nombrados a instancias de estos veteranos políticos.
Las nuevas figuras incursionaron en el PN por decisión del presidente Juan Orlando Hernández, quien considera necesaria la renovación y crecimiento de su partido para garantizar la tercera victoria.
Una fuente del partido de gobierno justificó estas nuevas incorporaciones por el hecho de que los viejos caudillos generalmente sacan los mismos votos y se necesita arrastrar más votantes.
En el Partido Liberal (PL) ya se considera viejos caudillos a Carlos Lara Watson, José Alfredo Saavedra y Manuel Iván Fiallos, quienes van por la reelección.