A 24 años de la Convención de sobre los Derechos del Niño, la declaración tiene tanta o más vigencia que entonces, para exigir el respeto de las libertades de los menores de 18 años no solo en Honduras, sino en el resto del mundo.
Dicha convención está compuesta por una serie de normas básicas, denominadas también derechos humanos, las cuales establecen derechos y libertades mínimas que los gobiernos suscribientes deben cumplir.
'Estos derechos se basan en el respeto a la dignidad y el valor de cada individuo, independientemente de su raza, color, género, idioma, religión, opiniones, orígenes, riqueza, nacimiento o capacidad, y por tanto se aplican a todos los seres humanos en todas partes', establece la Organización de Naciones Unidas para la Infancia y Educación (Unicef).
Cabe destacar que las normas prescritas son indivisibles, por lo que no es posible garantizar algunos derechos a costa de otros.
Los cuatro principios fundamentales de la Convención son: la no discriminación, la dedicación al interés superior del niño, el derecho a la vida, la supervivencia y desarrollo; y el respeto por los puntos de vista del niño.
La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó unánimemente el texto de la Convención el 20 de noviembre de 1989 y la misma entró en vigencia como ley internacional el 2 de septiembre de 1990.
El Estado de Honduras ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño el 31 de mayo de 1990 mediante decreto número 75-90, como instrumento que reúne los principios esenciales para garantizar a la niñez el acceso a su bienestar general.
Asimismo, la Constitución de la República establece que es deber del Estado de Honduras proteger a la infancia y que la niñez gozará de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos.
Derechos del Niño
Independientemente del país en donde se encuentren, la Convención reconoce como derechos del niño los siguientes:
1. A la vida.
2. A la salud.
3. Al descanso, el esparcimiento, el juego, la creatividad y las actividades recreativas.
4. A la libertad de expresión y a compartir sus puntos de vista con otros.
5. A un nombre y una nacionalidad.
6. A una familia.
7. A la protección durante los conflictos armados.
8. A la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
9. A la protección contra el descuido o trato negligente.
10. A la protección contra el trabajo infantil y contra la explotación económica en general.
11. A la educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales.
12. A la protección contra toda clase de explotación y/o abuso sexual.
Las cifras en Honduras
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más de tres millones de hondureños son menores de 18 años.
De estos, 2,136,468 niños y niñas de entre 0 y 9 años, representa el 25.9% de la población total de Honduras.
Solo en Tegucigalpa y Comayagüela, las ciudades gemelas que conforman la capital de Honduras, se estima en 427 mil la cifra de menores de 17 años.
Por otro lado, la tasa de mortalidad infantil a nivel nacional es de 23.5, 19.5 para las niñas y 27.4 para los niños; mientras la educación sigue siendo uno de los principales retos, ya que el promedio nacional de años de estudio llega apenas a 7.4 años.
Según un informe de Unicef publicado en 2011, 700,000 menores hondureños no tienen acceso a la educación.
Para ese año, la Encuesta Permanente de Hogares Múltiples del INE reveló que 187,384 niños con edades de 5 a 6 años no asisten a la escuela prebásica; 130,031 menores de 7 a 12 años no acceden al nivel primario y 382,882 adolescentes entre 13 y 15 años tampoco gozan de ese derecho.
Al respecto, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras (Conadeh), divulgó un documento en el marco del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, en el cual establece que son 220,050 los niños excluidos del sistema educativo porque únicamente se dedican a trabajar.
