Gracias a Dios, Honduras
El próximo mes cumple 60 años de haber sido fundado como departamento y el avance en materia de infraestructura es casi nulo.
Eso está reflejado porque no hay carreteras que conecten con otros departamentos del país, lo que hace que no haya desarrollo de las comunidades y en especial de los seis municipios que componen el departamento de Gracias a Dios.
A este sector del país solo se puede llegar por la vía aérea o por la vía marítima y los costos del transporte son muy elevados.
A pesar de que Gracias a Dios es el segundo departamento más grande de Honduras, después de Olancho, la pista de aterrizaje ubicada en Puerto Lempira, que es la cabecera departamental, es de tierra al igual que las calles y avenidas, por lo que en estas áreas las autoridades gubernamentales deben hacer una fuerte inversión, tal como lo demandan los pobladores.
En cuanto a calles y avenidas de la comunidad, es hasta este momento que se pavimenta un kilómetro que da acceso al muelle donde se genera la mayor actividad comercial. Aquí son trasladados los productos que se distribuyen y que han llegado en barco a la comunidad.
Esta obra la ejecuta la alcaldía de Puerto Lempira a través del proyecto “Kilómetro de pavimento” que impulsa la Dirección General de Carreteras (DGC) en los 298 municipios del país.
En este proyecto se invierte un millón de lempiras y en las próximas semanas se va a concluir.
Pistas
Los sitios donde aterrizan los aviones que arriban con los pobladores o con los visitantes son de tierra y las condiciones de seguridad son nulas, pues cuando las aeronaves tocan suelo se pueden observar personas que caminan o pasean en bicicleta por donde se va a parar el avión.
En el lugar no existe ningún sistema de control para evitar la presencia de personas y hasta de animales en la pista. Así que el piloto tiene que tener mucha pericia al aterrizar o emprender el vuelo para esquivar a las personas o a los semovientes.
A pesar de ello, se programan vuelos de varias líneas aéreas locales que hacen viajes a la comunidad, ya sea en viaje directo a Tegucigalpa o viceversa o a la ciudad de La Ceiba o San Pedro Sula.
También con una flota de avionetas se realizan viajes internos.
Para aterrizar en Wampusirpi es una odisea pues la pista es pequeña y parece un camino peatonal, ya que en los lados hay árboles de pino.
En uno de los extremos, personas en motocicletas esperan que se bajen los pasajeros para trasladarlos hasta el centro de Wampusirpi, porque de lo contrario se tienen que caminar largas distancias.
Parques
Puerto Lempira, a pesar de ser la cabecera departamental de Gracias a Dios, tiene un parque que se encuentra en el abandono.
Los alrededores del parque están provisto de viejas bancas y en el centro, la grama está a punto de desaparecer.
Uno de los pobladores explicó que hace algunos meses, miembros del Cuerpo de Bomberos se dedicaron a pintar con carburo parte del tronco de los árboles, lo que le da un poco de vistosidad.
Los vecinos de Puerto Lempira aseguran que las autoridades no se han preocupado por mejorar las condiciones del parque hasta donde llegan los visitantes en su mayoría los fines de semana.
Las personas que viven en el sector demandan mayor apoyo por parte de las autoridades gubernamentales.
Muelle
Otro de los proyectos que también no reúne las condiciones es el lugar donde se abordan los barcos y lanchas por parte de los pobladores al momento de desplazarse a las comunidades o municipios aledaños.
En la orilla del sitio donde se realiza la carga y descarga de los productos es de tierra y necesita que se haga una estructura de concreto, lo que mejoraría los accesos de las personas que llegan o salen con los productos de la comunidad.
Ese problema es una constante en los seis municipios donde se abordan las lanchas o barcos, pues no ha habido una cultura de inversión en infraestructura por parte de las autoridades de cada uno de los municipios de este sector de Honduras.
Centros educativos
Otra de las debilidades que presenta este departamento en materia de infraestructura es la falta de centros educativos. Los espacios físicos donde funcionan las escuelas y los centros básicos urgen de remodelaciones pues las estructuras son muy viejas y se encuentran en malas condiciones para seguir impartiendo el pan del saber.
Y en muchos casos, hace falta construir escuelas para albergar a los alumnos y en especial a los más pequeños.
Para el caso, en uno de los sectores de la comunidad de Krausirpi, desde el pasado mes de junio inició el funcionamiento el kínder que en misquito se llama Walavis As Alas Nani, que traducido a español significa “Alegría de los niños”, pero los infantes reciben clases en condiciones no adecuadas.
Es un pequeño espacio de unos ocho metros cuadrados y en su interior solo hay tres pequeñas sillas y dos bancas para atender a 27 niños que a diario asisten al kínder.
Al pequeño espacio solo se le construyeron tres paredes con tablas de orilla, mientras que la parte frontal permanece descubierta.
Los padres de familia se han organizado con el objetivo de construir con materiales el kínder, por lo que desde hace algunas semanas iniciaron con la recolección de arena que sacan del caudaloso río Patuca que pasa cerca de la comunidad.
El 4 de julio del año anterior, el presidente Juan Orlando Hernández llegó al departamento de Gracias a Dios y lanzó el Plan de Acción para el Desarrollo de La Mosquitia, donde se incluye una serie de proyectos en beneficio de unas 25 mil familias y en donde se pretende ayudar a toda la población.
Hay que recordar que La Mosquitia, además de ser importante por su riqueza natural, es un territorio rico en historia ya que en él habitan cuatro de los nueve grupos indígenas de Honduras: los misquitos, los tawahkas, los pech y los garífunas, quienes aún conservan vivas sus costumbres y tradiciones. La mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura, la pesca y el turismo ecológico, orientado principalmente a la reserva de la biosfera del Río Plátano.
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