TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La pandemia de la ansiedad y depresión se ha convertido en un enemigo silencioso en el país, llevando a decenas de personas al borde del abismo.
En el Hospital Mario Mendoza, uno de los principales centros de atención en salud mental, se atienden mensualmente cerca de 40 pacientes que llegan tras haber intentado quitarse la vida.
Mario Aguilar, director de este centro asistencial, destaca que la mayoría de estos pacientes se encuentran en una edad económicamente activa, lo que agrava aún más el impacto social y económico de este problema.
“Son personas que deberían estar en su etapa más productiva, las edades rondan entre 20 y 39 años de edad”, explicó Aguilar.
Agregó que al centro asistencial llegan más de 250 personas al día por diferentes patologías y que actualmente unas 67 personas permanecen internas.
El galeno informó que, además de la depresión y la ansiedad, la esquizofrenia es otro de los padecimientos que más saturan al hospital. Este trastorno afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida.
Asimismo, sostuvo que el hospital cuenta con 94% de abastecimiento de medicamentos. “Son como dos tipos de medicamentos los que no tenemos, pero los compesamos con otros”, dijo Aguilar.