TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Después de lograr acuerdos políticos para superar la crisis poselectoral en Honduras, el representante de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU),
Igor Garafulic, viajará a Perú.
Sin detallar cuál será su misión en el país suramericano, que también se encuentra en crisis, Garafulic únicamente anunció su partida para mañana viernes.
“Me toca una nueva misión, el viernes tomo el avión y llego a Perú”, anunció el mediador internacional que trabajó e n Honduras después de las elecciones generales del año 2017.
Una de las suertes que tuvo antes de llegar a Honduras es que él se dedicó mucho a la política en su país.
Eso le dio ventaja en el proceso de diálogo, porque sabía a quiénes tenía al otro lado de la mesa, expresó.
“Lo más difícil es que a nosotros como Naciones Unidas nos pidieron venir a mediar en un diálogo y cuando llegué acá, al segundo día me di cuenta que nadie quería dialogar, que nadie quería sentarse a la mesa, que nadie quería ir siquiera a la sede de la ONU porque el nivel de desconfianza era muy grande”, reseñó.
Uno de los desafíos más grandes fue que él tuvo que ir al Partido Liberal, a la Casa de Gobierno y hasta a reunirse con el expresidente Manuel Zelaya Rosales.
Al final en ocho meses se logró que las partes llegaran a acuerdos y surgieron nuevas esperanzas.
Sin detallar cuál será su misión en el país suramericano, que también se encuentra en crisis, Garafulic únicamente anunció su partida para mañana viernes.
“Me toca una nueva misión, el viernes tomo el avión y llego a Perú”, anunció el mediador internacional que trabajó e n Honduras después de las elecciones generales del año 2017.
Acuerdos
Con su peculiar sonrisa, afirmó que “me voy muy contento, muy satisfecho del cariño que pude cosechar por amistad”.Una de las suertes que tuvo antes de llegar a Honduras es que él se dedicó mucho a la política en su país.
Eso le dio ventaja en el proceso de diálogo, porque sabía a quiénes tenía al otro lado de la mesa, expresó.
“Lo más difícil es que a nosotros como Naciones Unidas nos pidieron venir a mediar en un diálogo y cuando llegué acá, al segundo día me di cuenta que nadie quería dialogar, que nadie quería sentarse a la mesa, que nadie quería ir siquiera a la sede de la ONU porque el nivel de desconfianza era muy grande”, reseñó.
Uno de los desafíos más grandes fue que él tuvo que ir al Partido Liberal, a la Casa de Gobierno y hasta a reunirse con el expresidente Manuel Zelaya Rosales.
Al final en ocho meses se logró que las partes llegaran a acuerdos y surgieron nuevas esperanzas.