Pareciera que el Ministerio Público y el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) están en plena guerra por desenmascarar a los reales corruptos del país en medio de sendas pesquisas, algunas de las cuales han sido ejecutadas y buena parte engavetadas por razones que ni el propio fiscal Óscar Chinchilla aclara a una sociedad ávida de justicia.
Sin desvalorar la labor de ciertas unidades de la Fiscalía en la lucha contra la pudrición estatal, lavado de activos y narcotráfico, el CNA, otrora circo de poderosos políticos, ha presentado infinidad de casos de corrupción de funcionarios y alcaldes en la oficina de Chinchilla pero el conjunto no encuentra eco. Es un estire y encoge sin respuesta.
El copaneco (Chinchilla) está cerca de cazar capos de la droga, a ciertos empresarios y políticos y, aunque falta mucho por hacer, le será difícil quedar bien en medio de una sociedad inculta, poco agradecida, llena de prejuicios que nada cree en medio de intensas operaciones contra temidos bandoleros públicos y civiles superbendecidos del pasado.
Lo que resulta extraño que es que tras los múltiples embargos no capturan a los perseguidos por pereza o por soplos. Delincuentes de traje y narcos no se derrumban en el caiga quien caiga prometido por el presidente Juan Orlando Hernández Alvarado.
Solo pescan sus mansiones, carros, vacas, caballos, yates, marihuana y bolsitas de cocaína.
La Fiscalía está a varias puyas. Está en la mira de la presión popular y de entes externos que le exigen eficacia por arrestar corruptos y narcos, mientras el CNA la pone en aprietos al entregarle “líneas de investigación” contra buen mazo de funcionarios de toda categoría y de damas que también han saqueado millones al Estado.
El CNA fue títere de poderosos. Hoy, con otra cara, denota arrojo por probar la roña de servidores públicos pero sus casos poco o nada han importado a Chinchilla.
Ojalá no perdamos el tiempo en dimes y diretes de ambas instituciones sino que cada una defina su deber para que se castigue a quienes nos tienen en ruina. Que su lucha sea por el futuro promisorio de Honduras.