TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Por tercer día consecutivo, enfrentamientos entre manifestantes y policías se registraron en el centro de
Tegucigalpa. Esta vez el caos imperó inmediatamente finalizada la marcha por el
Día del Trabajador.
Lluvia de piedras y gases lacrimógenos era lo que imperaba en el centro de Tegucigalpa, a eso de las 11:50 de la mañana, cuando un grupo reducido de manifestantes lanzó piedras a los efectivos policiales en señal de provocación, ante ello, los uniformados respondieron lanzando bombas lacrimógenas.
De inmediato, las calles y avenidas cercanas al Parque Central fueron el escenario de una batalla campal. Decenas de policías y militares, que desde la mañana se encontraban brindando resguardo a las instalaciones del Congreso Nacional, respondieron al llamado y se desplazaron hasta la zona del conflicto.
En horas del mediodía, varios grupos de personas aún estaban a la espera de reanudar las protestas, que desde hace dos días se han tornado violentas con un saldo negro de edificios históricos incendiados y hasta vehículos reducidos a cenizas a causa del vandalismo de algunos manifestantes.
Lluvia de piedras y gases lacrimógenos era lo que imperaba en el centro de Tegucigalpa, a eso de las 11:50 de la mañana, cuando un grupo reducido de manifestantes lanzó piedras a los efectivos policiales en señal de provocación, ante ello, los uniformados respondieron lanzando bombas lacrimógenas.
De inmediato, las calles y avenidas cercanas al Parque Central fueron el escenario de una batalla campal. Decenas de policías y militares, que desde la mañana se encontraban brindando resguardo a las instalaciones del Congreso Nacional, respondieron al llamado y se desplazaron hasta la zona del conflicto.
En horas del mediodía, varios grupos de personas aún estaban a la espera de reanudar las protestas, que desde hace dos días se han tornado violentas con un saldo negro de edificios históricos incendiados y hasta vehículos reducidos a cenizas a causa del vandalismo de algunos manifestantes.
Pasadas las 12:00 del mediodía, el enfrentamiento se extendió hacia las zonas aledañas. Los residentes del barrio La Concordia, Barrio Abajo y el puente del Barrio El Chile, cerca del Instituto El Buen Samaritano, vivieron en carne propia las consecuencias de la pelea entre civiles y uniformados tras haber tenido que cerrar las puertas de sus viviendas y negocios ante la amenaza de piedras y bombas de gas.