Tegucigalpa, Honduras
Su amistad y fidelidad fue tan incondicional con su amo que ni fallecido lo dejó abandonado. Clifford, un canino negro de la raza mestiza, demostró con hechos que en verdad “el perro es el mejor amigo del hombre”, incluso, hasta en la muerte.
Ni el inclemente frío ni la presencia de los policías armados con sus fusiles pudieron lograr que por voluntad propia el fiel animal se apartara del lado de su amo, Edwin Omar Osorto Cruz, de 22 años, quien yacía sin vida en un matorral situado en el kilómetro 4 de la carretera que conduce al norte del país, entre las aldeas El Durazno y La Cuesta en el Distrito Central.
El infortunado fue ejecutado a balazos por supuestos pandilleros que lo raptaron el lunes en horas de la noche en la misma zona, según la información que maneja la Policía y los dolientes.
El cuerpo fue localizado alrededor de las 6:00 AM en una hondonada en las cercanías de la posta policial de El Durazno, hasta donde se movilizaron varios uniformados a proteger la escena del crimen y realizar las investigaciones preliminares.
Custodiado por su amo
Cuando los policías llegaron encontraron al lado del cuerpo sin vida a un perro que era propiedad de la víctima.
Al tratar de acercarse, el canino comenzó a ladrar y se negaba a permitir que los agentes se acercaran al cadáver de su amo, por lo que buscaron la manera de apartarlo para proceder a realizar el reconocimiento legal.
Según la versión de familiares, Osorto Cruz fue raptado alrededor de las 9:00PM luego de que agentes de la Policía Preventiva llegaron a capturar a dos de sus primos.
El ahora occiso salió detrás de la patrulla por la calle principal que conduce de la aldea La Cuesta al Instituto Técnico Luis Bográn en El Carrizal.
Los dolientes sospechan que en el trayecto pudo haber sido interceptado por supuestos miembros de una pandilla, quienes lo trasladaron hasta el kilómetro cuatro de la carretera al norte donde le quitaron la vida.
La Policía desconoce si al momento del crimen Clifford acompañaba a la víctima, lo único que saben es que el fiel animal estuvo al lado de su cuerpo a pesar del frío inclemente que predominaba en la zona. Al preguntarle a los dolientes sobre el canino, contestaron que era propiedad de Edwin Omar.
Dijeron desconocer las causas por las cuales le quitaron la vida en esas circunstancias, porque él no tenía enemigos.
Un pariente aseguró que Osorto Cruz tenía cuatro días de haber regresado al sector procedente de La Libertad, departamento de Comayagua, donde permaneció por un tiempo cosechando café para ganarse la vida.