La sociedad hondureña recibió con sorpresa y tristeza ayer la muerte del conocido escritor, académico e investigador Matías Funes, quien falleció a los 62 años de edad.
Funes se había retirado de la vida pública e intelectual para atender sus quebrantos de salud, por un problema en el páncreas, pero nadie se imaginaba que la muerte le llegaría tan pronto.
El autor de “Valle: su tiempo y el nuestro” y “Los deliberantes: el poder militar en Honduras” se ganó el respeto y admiración del mundo intelectual nacional y extranjero no solo por su vena de buen escritor, sino por su conducta ética y profesional.
El 24 de marzo el catedrático de filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde laboró por más de 30 años, cumpliría 63 años de edad.
Había nacido en 1952 en el hogar formado por Matías Funes, un escritor que tuvo que embarcarse para hacerle frente a sus necesidades básicas, hecho que le permitió escribir uno de sus libros más leídos: “Rosa náutica”. La madre del ahora fallecido era Lucila Valladares de Funes, profesora de matemáticas. De esta pareja también nacieron Lucila Funes y Ana Dolores Funes.
Matías Funes estaba casado en segundas nupcias con Reina Isabel Castillo, con quien tuvo un hijo: Fidel Ernesto Funes. De su primer matrimonio formado con Amanda Maldonado nacieron Hanoi, Kenia, Matías y Odesa. Matías estudia un doctorado en química en Noruega, desde donde vendrá al entierro de su padre, según sus familiares. Funes era licenciado en ciencias jurídicas y sociales por la UNAH, tenía una maestría en economía y planificación del desarrollo y un postgrado en integración centroamericana obtenido en la Universidad Hispanoamericana de Nicaragua.
Fue, a lo largo de su vida profesional, catedrático de distintas asignaturas de carácter social en los institutos Gregg, Cultura Nacional, Alfonso Guillén Zelaya y Escuela Normal Mixta. Posteriormente se desempeñó como catedrático de historia económica en el Postgrado Centroamericano de Economía y Planificación del Desarrollo, catedrático y jefe del departamento de Filosofía de la UNAH.
Recibió varios premios por excelencia académica y un homenaje de la Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán (1984), por su aporte a la defensa de los derechos humanos, recibido junto a Ramón Custodio, Ramón Oquelí y Gautama Fonseca, estos dos últimos ya fallecidos. Matías Funes era un historiador y analista político.
Nunca negó ni cambió su pensamiento progresista que lo condujo en 1994 a fundar el otrora izquierdista partido Unificación Democrática (UD), de donde se retiró por desavenencias con algunos dirigentes. Fue diputado por este partido en el Congreso Nacional, Parlamento Centroamericano y fue el primer candidato presidencial de este instituto político. Funes fue miembro de la Comisión de Reforma a la Seguridad Pública, de la que también formaron parte Jorge Omar Casco y Víctor Meza.
En su momento fue nominado para ser magistrado del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP). El 11 de noviembre del año pasado, Funes aceptó una invitación de la catedrática de la Escuela de Periodismo de la UNAH, Rosa Morazán. En ese encuentro dijo: “Honduras necesita de periodistas que velen por el interés general, periodistas que canalicen el reclamo popular porque si no canaliza el reclamo popular el desencanto aumenta y la democracia tambalea. Periodistas cumplan con su deber, Honduras lo necesita”.
Su muerte generó la reacción inmediata de pensadores, consultados por EL HERALDO. “Era un hombre leal a sus ideas y a sus ideales, que luchó por el bien de Honduras y Centroamérica”, dijo el exvicerrector y columnista Ernesto Paz Aguilar. Ideológicamente “luchó en una época muy difícil, eran los tiempos de la guerra fría”, añadió.
Por su parte, Juan Ramón Martínez expresó: “Es una gran pérdida que experimenta la sociedad hondureña. Era parte de una nueva generación de políticos en los cuales la moral y la política no estaban diferenciados. Siembre vio a la política como una acción de servicio”.
Edgardo Rodríguez, su compañero en el programa radial “A dos voces”, afirmó: “Matías se caracterizó por dos cosas: un hombre entregado a la producción intelectual y un hombre honrado”.