TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El 30 de noviembre de 2017 un voraz incendio, aparentemente provocado, consumió cuatro edificios del centro histórico de Tegucigalpa, y a más de dos años del suceso, uno de ellos se resiste a ser olvidado.
En abril de este 2019 EL HERALDO reveló que hacían falta 28 millones de lempiras para que el Museo del Hombre Hondureño resurgiera de entre las cenizas, pero hasta la fecha los escombros siguen ocultando lo que una vez fue parte del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural del país.
Tras 27 años siendo un referente en la ejecución de diversos proyectos, y luego de haber sido por segunda ocasión recién restaurado por el Instituto de Desarrollo Comunitario, Agua y Saneamiento (Idecoas), los restos de su infraestructura hoy en día son utilizados como espacio alternativo para el arte, que más allá de buscar la apreciación pretende evocar un mensaje de conciencia y reflexión.
Por encima de la gestión hecha por las autoridades, Mujeres en las Artes (Mua) y el reconocido escultor hondureño Adonay Navarro han convertido a “Paisaje voraz” en un llamado a no olvidar la que una vez fue la casa de Ramón Rosa, recordándole al Estado que sigue teniendo una deuda pendiente con la memoria nacional.
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Llamado artístico
Entre exposiciones, visitas guiadas y actividades, Mua y Navarro hacen de este recinto otro lugar de trabajo. ¿Pero cómo fue que los escombros pasaron a ser parte de una muestra?
“Nada surge de la nada, todo es parte de un proceso. Tengo ya varios años de estar trabajando con carbón porque considero que es una materia muerta que al mismo tiempo sirve para crear energía -resiliente-, entonces, cuando ocurrió este siniestro con el museo, una noticia bastante dura y difícil de asimilar, quise hacer un acercamiento.
El proyecto Maniobra, de Mua, me invitó a formar parte precisamente de este espacio y fue algo que me cayó como anillo al dedo, fueron casi dos años en los que estuve pensando cómo utilizar todo lo que estaba allí”, recordó el autor.
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Navarro contó que la intención de su propuesta es crear un ambiente en donde las personas puedan llegar no solo a apreciar la obra, sino a pensar en todo ese marco de nostalgia que envuelve el Museo del Hombre Hondureño en estos momentos, “es el hecho de que nos veamos reflejados a nosotros mismos para poder entender quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos y qué debemos hacer”, dijo.
“Como artista, el llamado que podría hacer a las autoridades es el hecho de tratar de mantener los espacios siempre vivos, en movimiento, sin importar la condición en que se encuentren. En el caso del Museo del Hombre, que por dos años ha estado a la espera, luego de intervenirlo nos dimos cuenta del abanico de posibilidades que se pueden llegar a trabajar”, enfatizó.
Proyecto vigente
“El Museo del Hombre Hondureño y Mujeres en las Artes (Mua) somos parte del Comité de Centros Culturales de Tegucigalpa. Hemos tenido trabajos de colaboración desde que surgimos, mediante exposiciones, conversatorios, conferencias, talleres; desarrollando propuestas en conjunto a lo largo de 25 años, todo por la promoción del arte y la cultura, y la gestión del patrimonio”, explicó la directora de Mua, América Mejía.
“Maniobra: arte y espacio público”, como concepto que alberga “Paisaje voraz”, surgió en 2015 para hacer intervenciones en espacios públicos a través de proyectos artísticos, culturales y educativos.
En este 2019 se planteó la necesidad de crear esta iniciativa con el Museo del Hombre Hondureño, que va más allá de lo que se conoce como maniobra de instalación, “ahí compartimos con el artista Adonay Navarro, en su intención de intervenir en esa memoria habitada, en la herencia colectiva que ha tenido ese espacio y en la historia que se ha desarrollado en ese lugar. Entonces, estamos hablando de que Adonay expone su necesidad como artista a través de su instalación y de que Mua se hace presente con su proyecto”, recalcó.
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Si bien es cierto alrededor de “Paisaje voraz” se han creado durante octubre, noviembre y diciembre actividades que pudieran acompañar a la misma instalación. “El mensaje que nosotros intentamos llevar con este tipo de propuestas, que se vinculan con la comunidad de artistas, es que tenemos la cultura como creadora de identidad, pero también como un espacio de repensar y de participación ciudadana”, añadió.
Algo importante a destacar es que, según Mejía, la intención de regresar la vida al Museo del Hombre Hondureño ha tenido buena respuesta por parte de la comunidad, porque después de los dos años del incendio mucha gente no había vuelto a visitarlo, y hoy es recorrido -antes de ser reconstruido- tanto por aquellos que lo conocieron antes y otros que no lo conocían como por los que entraron por curiosidad.