“Entonces el Señor Dios formó al hombre del barro de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida...”, Génesis 2:7.
Así nace la alfarería y el barro o arcilla es la materia prima utilizada en este oficio artesanal.
En varios lugares de Honduras, cientos de obreros -muchos de ellos pertenecientes a la etnia lenca- han encontrado en esta manera de hacer arte la plataforma idónea para alcanzar el desarrollo.
Procesos
Entre estos rincones del país, donde la elaboración de piezas de barro se ha vuelto una tradición, podemos citar la comunidad de Cofradía, localizada a 15 kilómetros del pintoresco municipio de Ojojona, Francisco Morazán.
Con sus calles de terracería y un agradable paisaje, Cofradía es la sede de la Cooperativa Industrial de Alfarería Lenca de Ojojona y Santa Ana (CIALOSA), creada en 1998.
Alfareros y alfareras, familia entre sí, bajo la coordinación de Franklin García, son los protagonistas de transformar la arcilla y elaborar obras de arte que van desde productos utilitarios, entre los que destacan sartenes, ollas, vasijas, jarrones, tazas, comales y otros enseres utilizados en la cocina.
Además, están los adornos como casitas, muñecas, alcancías y la novedad de réplicas de las iglesias emblemáticas de Honduras como la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, la Catedral de Comayagua, las de Langue y Ojojona, entre otras.
Y un producto muy especial que se pone en auge en esta temporada de Navidad son los misterios, con los que se recrea la escena del nacimiento del Hijo de Dios.
Doña Sonia Janeth Martínez, una reconocida alfarera, con 36 años de trabajar el barro, es experta en elaborar de manera artesanal las piezas del misterio: María, José, el Niño Dios, la mula, el buey, los Reyes Magos, ángeles y pastores.
Con habilidad amasa el barro, de este material se utilizan dos clases, el blanco que es traído de la Falda del Buey y el de color negro, que proviene de un terreno privado.
A la vez se le añade agua y arena, hasta que queda dócil, luego se le da el tiempo de reposo de uno a dos días.
“Luego de este proceso elaboro las figuritas, se secan en una o dos semanas, luego se queman de 7 a 14 horas y por último se les da color”, explicó Martínez.
Estos misterios tienen un precio de entre 500 a 1,500 lempiras, dependiendo del tamaño de las piezas.
Apoyo
En la actualidad, CIALOSA, al igual que otras empresas artesanales del país, reciben el apoyo del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y de la Agencia Andaluza de Cooperación para el Desarrollo y el gobierno de Honduras.
“El apoyo que se brinda es con el objetivo de contribuir al desarrollo socioeconómico de las comunidades artesanas a través de un proceso participativo”, declaró Patricia Cardona, subgerente de Promoción y Coordinación de Regionales del IHAH.
En tal sentido, los artesanos han recibido charlas orientadas a ampliar sus conocimientos y promocionar sus productos.
Las capacitaciones recibidas tienen que ver con diseño, mejoramiento de piezas, mercadeo, atención al cliente y diversas técnicas de elaboración. Además se promueven ferias artesanales para la venta de productos.
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El pintoresco Ojojona, la cuna de la artesanía en Honduras
No se puede hablar de San Juan de Ojojona sin relacionarla con la artesanía.
Y es que la verdadera identidad del pintoresco municipio localizado a 27 kilómetros de la capital es el barro. Se estima que el 80 por ciento de la población se dedica al rubro de la alfarería y la cerámica.
Sus pobladores elaboran jarrones, vasijas donde se plasman dibujos típicos de casitas, iglesias, aldeas, flores y otros al igual que variedad de adornos decorativos para el hogar.
Toda esta actividad que se realiza en Ojojona hace que se incluya dentro de la ruta artesanal de Honduras, junto a otras ciudades como Comayagua, La Campa, Valle de Ángeles y Sabanagrande.
Joaquín Castellanos, un comerciante, manifestó que en el centro histórico de la ciudad se encuentran al menos 200 puestos donde se comercializan artesanías, las que son adquiridas por los más de 2,500 turistas entre nacionales y extranjeros que llegan cada fin de semana.
“Ojojona vive de la artesanía, de los productos elaborados en barro que destacan por su belleza y calidad en su elaboración, dijo Castellanos.