Con un legado pastoral invaluable heredado de tres obispos de su misma nacionalidad recibirá la jerarquía eclesiástica de Choluteca el sacerdote Guido Charbonneau.
Con él sube a cuatro, el número de obispos que han sostenido entre sus manos la responsabilidad como jefes de la Iglesia a nivel regional.
La ordenación del nuevo obispo se realizará el día sábado en la ciudad de Choluteca por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, luego que Charbonneau fue nombrado como prelado por el papa Benedicto XVI antes de que renunciara a su labor como máximo líder de la Iglesia.
El religioso, que lleva más de 30 años de presencia en Honduras, aunque por etapas, y que trabajó durante tres años en San Marcos de Colón, dialogó en exclusiva con EL HERALDO sobre los planes a desarrollar durante su mandato como líder de la comunidad.
El lema elegido por el sacerdote para continuar su labor de servicio a Dios a través del nuevo nombramiento es “El Señor es mi pastor”.
“Mi el lema es una especie de recordatorio, me recuerda lo esencial de la misión”, dijo el entrevistado.
Según Charbonneau, siempre tendrá presente que antes de él está Jesús, el Cristo Resucitado del cual debe dejarse guiar, misma doctrina que inculcará a los sacerdotes que estén a su cargo así como a la feligresía del sur.
“En el escudo que tomé llevaré la cruz, que significa Cristo que murió por nosotros; La Biblia, que significa la palabra de Dios; la Bandera de Honduras, que significa el pueblo que quiere vivir unido; los colores amarillo, que significa el sol de Choluteca y la luz de Cristo que nace de lo alto; y el verde, que es la esperanza y la creación natural que Dios nos dejó”, manifestó el entrevistado.
En la actualidad Charbonneau ocupa el cargo de Superior General de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de la Provincia de Quebec, Canadá.
La diócesis de Choluteca cuenta con 29 sacerdotes de los cuales 24 son diocesanos, también se cuenta con dos sacerdotes cubano-hondureños; el padre Jesús Valladares, javeriano, y el padre Alejandro López Tuero, diocesano, entre otros.
La Diócesis posee 14 parroquias a cargo, distribuidas en Choluteca y Valle y dos municipios de El Paraíso, Liure y Soledad. También se cuenta con más de mil centros de celebración de la palabra diseminados en la región sur del país.
Los primeros obispos
El primer obispo de la diócesis de Choluteca fue Marcelo Gerín en los años 60, en aquel momento la diócesis funcionaba como prelatura.
Gerín se caracterizó por ser un misionero y fue el fundador de la figura de los delegados de la palabra de Dios, iniciativa que además de nacer en el sur, de forma posterior se extendió a Latinoamérica.
En el departamento de Choluteca se cuenta con 1,300 delegados, explicó Giovanni Guillén, sacerdote.
El primer obispo también formó parte de los que promovieron la creación de la Pastoral de la Mujer, que en aquel momento se les llamó Damas del Hogar.
El obispo Gerín dejó el cargo unos años antes de su fallecimiento, el 1 de junio de 1997, en la ciudad de Choluteca, y sus restos descansan en la Catedral de Choluteca.
El cargo de obispo fue asumido por Raúl Corriveau, en 1982, quien se encargó de potenciar la labor pastoral con los laicos, además promovió la preparación de medicina natural en las comunidades de tierra adentro con el fin de atender las necesidades de salud que presentaban los más pobres de la zona.
Corriveau es el fundador de la Clínica de Medicina Natural San Pablo, que a la fecha funciona en la sultana del sur.
También fundó el Instituto Monseñor Raúl, el que en sus inicios se le conocía como La Colmena.
“Otra de las actuaciones importantes a destacar del obispo Corriveau es que siempre ha sido un hombre enamorado del arte y promovió la conservación de las riquezas de las parroquias”, dijo Guillén.
Es así que mandó a realizar un inventario de los tesoros sagrados y antiguos de las iglesias del sur.
En 2004 interpuso la renuncia por motivos de enfermedad y fue sustituido por Guido Plante, el que asumió el cargo el 2 de febrero de 2005 y dejó su labor el 13 de julio de 2012.
Plante se destacó por apoyar la Pastoral Vocacional y la Social donde pidió a los párrocos que se integraran a las diferentes actividades y que no solo vieran el aspecto espiritual.
Plante presentó su renuncia al papa Benedicto XVI, a los 75 años, pero fue hasta los 77 que dejó el obispado. En ese momento la Diócesis entró en lo que se llama sede vacante y fue nombrado como administrador apostólico interino al padre Giovanni Guillén.
