Algunos son melancólicos, otros flemáticos, coléricos o sanguíneos. Así agrupa la psicología el temperamento de los seres humanos, el que afectará su reacción ante las impresiones externas y, por ende, su predisposición a sentirse felices o infelices.
Por lo general, tendemos a afirmar que los europeos, y los británicos por excelencia, son melancólicos y flemáticos, mientras que los latinos, coléricos y sanguíneos.
Siguiendo esa distribución geográfica de temperamentos podría decirse entonces que los hondureños somos felices, aunque siempre habrá un 'realista' que afirme que tal condición es imposible en medio de tanta inseguridad, pobreza y corrupción.
Lo que sí es cierto es que, por salud mental, todos debemos procurar ser felices, y hay quienes lo logran con pequeños detalles, como el simple hecho de abrir los ojos en la mañana y sentir la dicha de comenzar un nuevo día.
Y es que la búsqueda de la felicidad es una cuestión seria, dijo el secretario general de la ONU Ban Ki-moon con motivo del Día Internacional de la Felicidad.
En ese contexto, ¿qué es lo que hace felices a los hondureños?
