Esta noche, la pandemia sumó 463 nuevos casos, elevando el total de contagios a 8,132, así lo detalló el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager). Los datos se conocieron tras realizar un total de 1,363 pruebas.
Los casos positivos se distribuyen así: Cortés (219), Francisco Morazán (187), Valle (14), Atlántida (14), Copán (7), Yoro (6), Santa Bárbara (4), Choluteca (4), El Paraíso (4), Comayagua (1) y Olancho (1).
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Las autoridades también lamentaron el deceso de 12 personas por el covid-19. A la fecha Honduras registra 306 muertes por la pandemia.
Sobre las personas hospitalizadas indicó que 245 personas están graves, 48 en la Unidad de Cuidado Intensivos (UCI) y 468 estables.
Además, siete personas lograron vencer la mortal enfermedad, por lo que la cifra de recuperados en el país es de 844.
Falta de personal agiganta la crisis
Camas vacías por falta de personal médico muestran las limitadas condiciones en que están operando los hospitales frente a la pandemia del covid-19.Pasó en el Hospital Escuela (HE), donde 50 camas permanecían desocupadas pues faltaban insumos para atender a los pacientes y no había más personal para la emergencia.
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Se evidenció en el Instituto Nacional Cardiopulmonar El Tórax, donde EL HERALDO constató que existía espacio para más pacientes pero faltaba personal.
El eco por más médicos y enfermeras se ha extendido en todo el país y es el argumento principal que los directores aducen para no ampliar sus espacios de atención durante la pandemia.
Honduras a prueba de fuego
Un reclamo generalizado de la economía formal e informal del país, una ola de despidos y cientos de familias en las calles, llevaron a las autoridades a una reactivación económica gradual e inteligente que justo este 11 de junio cumple cuatro días, en su primera fase -de cinco-.Mientras los empleados se reintegran a sus puestos de trabajo bajo una nueva normalidad, la cifra de contagios asciende y azota con mayor fuerza el norte del país, donde se contabilizan más de cuatro mil casos.
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Justamente estos panoramas ponen al país en una desescalada que se traduce en una prueba de fuego y que solamente podría realizarse con éxito con el cumplimiento óptimo de las medidas de bioseguridad.
Toques de queda, uso obligatorio de mascarillas, distancia, teletrabajo, reportes diarios de desalentadoras cifras son parte de la nueva normalidad que irrumpió la vida de los catrachos, y a la que aún muchos están adaptándose.
