TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A unos 154 kilómetros de la capital, entre un bosque nublado, hay una fría y apartada montaña parte del municipio de Orica, Francisco Morazán,
Entre la naturaleza habitan unos dos mil indígenas, ellos son modestos, de baja estatura y con rasgos definidos: los tolupanes.
Tímidos ante los forasteros y regidos por un consejo, algunos dejaron notar sus necesidades.
Por la precaria condición, evidencian que están tan olvidados que ni la pandemia de covid-19 llega hasta la Montaña de la Flor.
Aunque el recelo de sus habitantes hacia el exterior se convirtió en el mejor antídoto para evitar contagios de covid-19, también les genera otras dificultades no atendidas por el gobierno.
Por mucho que la lejanía los ayude a mantener vivo su legado ancestral y alejar el virus, provoca escasez de medicamentos en los dos centros de salud edificados en las tribus de San Juan y La Ceiba, dos de las cinco tribus que están en Orica.
Las otras tres, más apartadas, son Lavanderos, La Lima y Guaruma.
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Alejados
Mientras el mundo gira, en el casco urbano de La Ceiba el tiempo parece detenerse, en el lugar donde hay unas 40 viviendas la tranquilidad genera un dominante silencio, solo interrumpido por el cacareo de algunas gallinas y el andar de vacas a las que se les pueden contar las costillas.
De algunas moradas, rostros curiosos se asomaron para ver, a distancia, al equipo de EL HERALDO Plus.
Uno de ellos era Feliciano Banegas, integrante de la junta directiva de la tribu.
Tras escuchar la presentación y consultas del equipo de este rotativo, se apartó de los granos de maíz que salían de un silo y exclamó: “¡Aquí gracias a Dios no hay covid!”.
“Tenemos mucho cuidado, estamos alejados y eso nos ha ayudado, cuando vienen personas de afuera tienen que andar su mascarilla”, explicó.
Según el entrevistado, si hubieran casos en el centro de salud —que se inauguró en el 2016— los detectarían y remitirían al casco urbano de Orica.
Para conocer más sobre la nula presencia del virus, EL HERALDO llegó al centro de salud de la tribu y lo encontró desabastecido de pruebas para detectar covid-19 y medicamentos para tratar enfermedades comunes.
“No tenemos nada prácticamente para cubrir enfermedades de adultos, para los niños tenemos acetaminofén y amoxicilina, lo que hacemos es dar recetas para que compren”, explicó la enfermera Zaira Fuentes, mientras afirmaba que sería imposible atender una neumonía.
Los padecimientos más frecuentes en la comunidad, detalló, son los problemas respiratorios.
De igual manera, agregó que ya fue capacitada para una posible jornada de vacunación anticovid-19 para adultos mayores y pacientes crónicos.
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Reacción
El alcalde de Orica, Celeo Ferrera, afirmó que no han olvidado a los tolupanes durante la pandemia y los han asistido con alimentos.
“También hemos realizado varios proyectos, les llevamos electricidad, hicimos un convenio con Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) y tras cinco meses logramos repararles la calle, la cual está en buenas condiciones”, detalló.
Entre las acciones realizadas durante su gestión, mencionó que lograron hacer viviendas en La Ceiba, asimismo desarrollan la reparación de la escuela en Lavanderos.
“También tenemos un tractor trabajando desde San Juan hasta Peña Blanca”, mencionó.
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Ante la jornada de vacunación, que parece no llegar, cuestionó “la politización que genera el gobierno al favorecer candidatos nacionalistas” y, por tanto, gestiona conseguir con la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon) unas cien vacunas anticovid.
“Presentaremos los listados, en la Montaña de la Flor no hay covid-19 pero podría inyectarse alguna gente”, adelantó.
Sin embargo, sobre los centros de salud desabastecidos expresó que corresponde a la Regional de Salud de Francisco Morazán dar una solución.
Para obtener una reacción, EL HERALDO intentó comunicarse con la jefatura de la región, pero no obtuvo respuestas.
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Auxilio
Para combatir la apatía gubernamental, Noé Rodríguez, presidente de la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (Fetrixy), manifestó a EL HERALDO que dentro de las próximas semanas podrían realizar una reunión y tratar la posibilidad de buscar ayuda con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
“Las tribus han estado aisladas y eso nos permitió salvaguardarnos del virus, no hay covid-19, pero hemos perdido las cosechas, solicitaremos ayuda para levantar la producción agrícola y medicamentos para los centros de salud”, indicó.
Asimismo, condenó la intromisión de organizaciones que buscan lucrarse con el nombre de los tolupanes y también generan caos y divisiones entre los pueblos indígenas en el departamento de Yoro.
Sobre el tema, Odalis Rodríguez, coordinadora de la Defensoría del Medio Ambiente, Pueblos Indígenas y Afrohondureños del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), afirmó que el año pasado constataron violaciones al derecho de la salud de los tolupanes.
“Visitamos Locomapa, Yoro, se chequeó a una comunidad, pudimos ver la carencia en salud, alimentación y fuentes de ingreso. Eso se refleja en otras comunidades tolupanes y demás pueblos indígenas”, indicó.
Aseguró que los tolupanes se las ingenian con brebajes naturales ancestrales para mantenerse protegidos durante la pandemia.
“Desde el Conadeh hemos dado las recomendaciones al Estado para que garanticen el derecho a la salud y alimentación a todas las personas”, concluyó.