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Un ciberataque se propaga tras golpear a Ucrania y Rusia

Los 'ramsomware' son programas malintencionados que cifran los archivos informáticos y fuerzan a sus usuarios a pagar una suma de dinero, a menudo en forma de moneda virtual
27.06.2017

Kiev, Ucrania
Una ola de ciberataques golpeó este martes de forma simultánea a grandes empresas y servicios públicos en Ucrania y Rusia, y se propagó a multinacionales de otros países, recordando el 'modus operandi' de los ataques extorsivos de mayo.

El ataque, que comenzó contra empresas ucranianas y la petrolera rusa Rosneft, afectó luego en Europa a otras compañías mundiales como el transportista marítimo danés Maersk, el grupo británico de publicidad WPP, según fuentes de esas empresas.

El laboratorio farmacéutico Merck anunció poco después que su 'sistema informático mundial' también había sufrido el ataque, convirtiéndose en la primera víctima conocida en Estados Unidos.

El virus 'se progaga en el mundo entero, un gran número de países se vieron afectados', avisó en Twitter Costin Raiu, investigador de la empresa de seguridad informática rusa Kaspersky.

Todavía no se ha establecido ningún vínculo oficial entre esos diferentes ataques pero, según varias empresas afectadas, una petición de rescate de 300 dólares aparecía en la pantalla de los ordenadores.

'Nuestro análisis preliminar sugiere que no se trata de una variante del 'ransomware' Petya, como sugerido previamente, sino de un nuevo 'ransomware', que nunca se había visto hasta la fecha. Por eso lo hemos apodado NotPetya', explicó Kaspersky en un comunicado.

Los 'ramsomware' son programas malintencionados que cifran los archivos informáticos y fuerzan a sus usuarios a pagar una suma de dinero, a menudo en forma de moneda virtual, para poder recuperar su uso.



Según la empresa de seguridad informática Group-IB, 'unas 80 compañías fueron blanco' de esta ofensiva en Rusia y Ucrania. Entre ellas, Rosneft y grandes bancos ucranianos, y también la estadounidense Mars, la alemana Nivea o la francesa Auchan, así como estructuras gubernamentales ucranianas.

El 12 de mayo, otro ransomware, el virus Wannacry, afectó a cientos de miles de ordenadores en el mundo entero, y paralizó los servicios de salud británicos, así como las fábricas del fabricante automovilístico francés Renault. Sus autores reclamaban un rescate para desbloquear los aparatos.

El editor estadounidense de antivirus Symantec atribuyó aquel ciberataque al grupo de piratas informáticos Lazarus, sospechoso de actuar en connivencia con Corea del Norte.

No obstante, Pyongyang desmintió cualquier relación con la ola de ataques informáticos de mayo.

Vuelos aplazados
En Kiev, una portavoz indicó que los sistemas de monitoreo de radiación en Chernóbil quedaron afectados por el virus y tuvieron que ser apagados.

En un comunicado, el Banco central de Ucrania indicó haber 'señalado a los bancos y a los demás agentes del mercado financiero un ataque informático externo perpetrado hoy contra bancos ucranianos y empresas públicas y comerciales'.

A raíz de estos ataques, 'los bancos tienen problemas para atender a sus clientes y llevar a cabo operaciones', añadió el Banco Nacional de Ucrania.

La página web del gobierno ucraniano también experimentaba dificultades por la tarde.

El metro de Kiev indicó, por su parte, en Facebook que no podía aceptar pagos con tarjeta bancaria 'por culpa del ciberataque'.

Asimismo, todas las pantallas de información de vuelos, excepto una, dejaron de funcionar en el aeropuerto Borispol de Kiev, declaró la dirección en la red Facebook, sin descartar que algunos vuelos sean aplazados a causa de ello.

En Francia, no se podía acceder a las páginas web oficiales de Saint-Gobain. 'Saint-Gobain ha sido objeto de un ciberataque. Por medida de seguridad, con el fin de proteger nuestros datos, hemos aislado nuestros sistemas informáticos. Estamos resolviéndolo', declaró un portavoz del grupo francés de materiales a la AFP.

'La mayoría de nuestros sistemas informáticos están averiados en nuestras filiales por culpa del virus', indicó por su parte una portavoz del grupo danés AP Moeller-Maersk, Concepción Boo Arias.