El dueño de una popular cadena de restaurantes en Madrid ha sido detenido el día de hoypor el asesinato de su pareja, la hondureña Heidi Paz Bulnes.
César Román Virueta, apodado ¨El rey del cachopo¨ por ser éste el plato estrella de sus restaurantes -el cachopo es una carne empanizada típica de una región del norte de España-, fue encontrado en Zaragoza, una ciudad a mitad de camino entre Madrid y Barcelona, en la que trabaja de cocinero bajo otro nombre y con un aspecto muy distinto a cuando despareció meses antes, tras el asesinato de su pareja.
El cuerpo de la hondureña había sido encontrado el 13 de agosto en condiciones macabras; desmembrado dentro del interior de una maleta que fue encontrada en local comercial cuando un incendio provocó la presencia de bomberos y otras autoridades.
El lugar en el que se encontraron los restos había sido alquilado por la expareja de la hondureña y otros socios. Un mes antes, César Virueta había vaciado sus cuentas, recogido los ingresos recaudadosa lo largo de varios días en sus restaurantes, vendido alguna maquinaria, y desaparecido sin dejar pista.
Se sospecha que criminales profesionales participaron en la desaparición del cadáver para dificultar su posible identificación. La hondureña fue identificada por la policía científica española por medio de pruebas de ADN comparadas con el de su madre. Heidi Paz Bulmes era una hondureña de 25 años, madre de dos hijos que le sobreviven en Honduras -uno de 9 y otro de 3 años-. Sus restos esperan a ser repatriados al país, algo acerca de lo que la canciller Nelly Jerez ha expresado que el Gobierno de la República colaborará.
El caso de la desaparición de la hondureña había provocado una amplia cobertura mediática desde meses atrás. A esto sumaba la popularidad de su verdugo, “El rey del cachopo”, quien en años anteriores había salido repetidas veces en la televisión madrileña con motivo de sus restaurantes.
El día de hoy, las portadas digitales de los principales periódicos de este país recogían, con consternación, la captura de César Román Virueta, quien tras meses escondido, y operando bajo otro aspecto e identidad -se hacía llamar Rafael Rujano-, recibió a las autoridades con una frase que puso fin a este triste caso: “yo soy al que están buscando”.