TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde el corredor de la muerte en la cárcel de Florida, Estados Unidos, en la que permaneció el hondureño Clemente Javier Aguirre, un buen día abrió el baúl de la nostalgia y los recuerdos y se trasladó a los años en los que disfrutaba de las potras.
“Vieras cómo te extraño, hermano, estaba acordándome cuando jugábamos juntos y en un partido en contra del ICVC (Instituto Central Vicente Cáceres), le dijimos a ‘Moncho’ que sacara a la ‘Pulga’, para que pudiéramos hacer lo que hacíamos y ‘Moncho’ lo sacó, no solo empatamos, los despedazamos 5-1, tú con tres goles y yo con dos”.
Este es un fragmento de las muchas cartas que Aguirre escribió a sus familiares más cercanos y amigos desde la cárcel mostrando su valentía ante la adversidad y la fe de poder salir adelante. EL HERALDO tuvo acceso a algunas de ellas.
El hondureño recobró su libertad el pasado lunes, luego de pasar 14 largos años de su vida en la cárcel, acusado y condenado a la pena de muerte por el asesinato de Cheryl Williams y Carole Bareis, dos mujeres estadounidenses residentes en Florida que fueron brutalmente atacadas en su vivienda en el 2004.
Aguirre, quien era vecino de las asesinadas, solo llevaba un año en Estados Unidos cuando fue injustamente capturado, trabajaba como ayudante de cocina y empezaba a enviar dinero a su familia que siempre le apoyó con sus decisiones para salir adelante.
Inocencia
En la colonia Óscar A. Flores, los vecinos recuerdan a Clemente Aguirre como un joven ejemplar, fotos, cartas y recuerdos invaden de alegría la zona donde vivía al saber que el muchacho será dejado en libertad.
EL HERALDO visitó a los familiares y amigos más cercanos para conocer sus deseos.
“Hola ‘Gollito’, ¿cómo estás?, ojalá y muy bien de salud y lleno de muchas bendiciones tú y toda tu familia”, escribió Aguirre desde la cárcel, un 6 de diciembre de 2013, nueve años después de haber sido condenado injustamente a la pena de muerte.
La carta se la envió para las fiestas de Navidad a su mejor amigo, Edwin René Díaz Montoya, quien nunca dudó de la inocencia de Aguirre.
En la cartas el hondureño recordaba sus mejores años en el país, donde sacó su primaria en la Escuela Perú, la secundaria en el Instituto Alfonso Guillén Zelaya y otra parte en el Central Vicente Cáceres (ICVC) antes de comenzar sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
La emotiva carta continuó: “me acuerdo que el ‘Oso’ nos decía, ‘como dos gotas de agua’, uno sabe dónde está el otro y el otro sabe dónde se la van a mandar para fusilar, te quiero hermano, cuídate mucho, que Dios te bendiga”, haciendo referencia a las tardes de fútbol en el campo de la colonia donde Aguirre se desempeñaba como un volante por la derecha.
El muchacho, pese a estar en el denominado “corredor de la muerte”, nunca perdió la fe en Dios y siempre habló de libertad en las notas escritas.
Sus amigos más cercanos siempre se encargaron de transmitir apoyo a doña Linda Jarquín, madre de Aguirre. Ella vivió los años más tristes de su vida al saber que su hijo iba a ser asesinado en el corredor de la muerte. Los más cercanos, que le llaman “Mita” (mamita), comentaron cómo la noticia de la libertad impactó en el corazón de la señora al punto de sufrir un preinfarto del cual se recupera en Nicaragua, donde andaba apoyando a otra de sus hijas que iba a ser operada.
Amante de la música de Cristian Castro, Aguirre siempre participó en cuanto evento musical se realizó en su escuela o colegio, incluso quedó campeón en el programa “Campeonísimos”, además de su paso por la Teletón donde mostró su lado más humano, comentó su amigo Montoya.
Para conocer la fe que Aguirre tenía de que saldría adelante ante la condena de muerte que pesaba sobre sus hombros, bastó leer un poco más de las cartas que envió a sus amigos.
“Yo estoy bien gracias a Dios, ahí pasando día a día tratando de salir adelante, te quiero desear una muy feliz Navidad y próspero año nuevo a ti y a toda tu familia, ojalá todos estén llenos de paz y bendición”, escribió el joven.
Su amigo Montoya siempre creyó en él y recordó el último día que lo vio en Honduras “él me decía ‘Fox’ y yo a él ‘Mix’, éramos muy amigos” y le pidió que no se fuera, él le dijo que ya todo estaba decidido. Luego hubo un abrazo y lágrimas sinceras de hermanos.
En la cárcel, Aguirre aprendió a valorar cualquier detalle y el intercambio de notas se hizo una costumbre, ya que las llamadas eran cada dos años.
“Ten la amabilidad de saludarme a tu mami y a toda tu familia, pasa una feliz Navidad, ojalá y algún día no muy lejano te pueda dar un abrazote, te quiero, ‘Mix’, Clemente Aguirre”, escribió sin saber que la vida le va a conceder ese deseo.