Estos aparatos se usan en los tobillos, tienen un peso de 5.5 onzas (155 gramos) y sirven para monitorear las 24 horas del día al inmigrante mientras permanece libre en espera que su caso de inmigración se resuelva. Su implementación ha dejado grandes ganancias para GEO Group, el segundo mayor contratista de prisiones privadas de Estados Unidos.
Funcionarios de gobierno manifiestan que aunque los dispositivos son efectivos para lograr que las personas se presenten a sus citas ante los tribunales, dejan de ser útiles cuando comienza el procedimiento de deportación. ¿El mayor problema? Algunos simplemente se los quitan y desaparecen.
Defensores DDHH
Expertos legales argumentan que los dispositivos son inapropiados e inhumanos para las personas que buscan asilo en los Estados Unidos.
El programa de dispositivos electrónicos para indocumentados fue creado por el Congreso en 2002, durante el gobierno de George W. Bush, y a partir de entonces se fueron haciendo más comunes a medida que las deportaciones aumentaban a niveles récord durante los dos gobiernos de Barack Obama (2009-2017).
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