El hondureño Juan Fernando López Menéndez pasó de ser maestro de educacion primaria y estudiante de periodismo a ser el dueño de la pastelería italiana más antigua de Nueva Jersey, Estados Unidos.
López, ganador del sexto concurso Anual de Essex County Gingerbread Homes en el 2011, con mucho esfuerzo y dedicacion pone en alto las finas recetas heredadas de la familia Caruso.
A través de su tienda de pasteles, Conca D' Oro Italian Pastry Shop, mantiene esos ricos postres europeos ahora con sabor catracho.
'Cuando dejé mi país, vine con la idea de comprar un auto y regresar a Honduras, luego encontré un trabajo como obrero en una fábrica de ventanas y allí me di cuenta del arduo trabajo de un inmigrante profesional', relató.
Prosiguió con su historia: 'Con el tiempo tuve que conseguir otro empleo y fue allí donde comencé a laborar en la pastelería, llegué a trabajar con el último heredero de la familia Caruso'.
A pesar del relevo de dinastía, confió que 'este negocio sigue siendo un negocio familiar, tengo a mi esposa Rocio del Alba Espinal y mis tres hijos, Marcela, Juan Fernando y Danilo Andres, que son parte de este imperio'.
Originario de Choloma, Cortes, el pastelero Hondureño dejó su país en 1990, tras dificultarse sus viajes para estudiar en la universidad.
El catracho viene de una familia numerosa. Pequeño perdió a su madre, pero fue criado por una tía paterna a quien recuerda con amor y cariño, una mujer que con sacrificio lo sacó adelante a él y ocho hermanos.
Los hermanos repartían periódicos y se dedican a la venta de las delicias que preparaba su tía Carmen, aunque todos estudiaron y se convirtieron en profesionales.
'Durante mi empleo como obrero en la fábrica aprendí que no es un título universitario lo que te hace grande, sino tu entrega y dedicacion en cualquier profesion u oficio', expresó López.
En este largo recorrido y la nueva aventura es que su sueño de ser periodista de opinón se desvaneció.
En sus inicios y con poca experiencia en el rubro de la pasteleria y la comida, el hondureño dedicaba su tiempo a limpiar el piso, lavar platos y poner atencion a las habilidades culinarias de la familia Caruso.
'Un día, el ayudante principal de la pastelería fue despedido y se me dio la oportunidad de aprender. Así dejé los ahorros del carro y los invertí en clases de inglés, aprendí el idioma y al año y medio de trabajar allí me convertí en el gerente general', relató con orgullo.
Fue en el 2003, cuando Cuenca D' Oro cumplía 67 años de existir en Nueva Jersey, que se convirtió en el propietario. 'Ahora llevamos ya 81 años sirviendo al publico' contando a partir de sus orígenes en manos de la familia italiana.
Aunque la pastelería italiana se dio a conocer por la famosa torta de ron rellena de crema de chocolate, vainilla y crema de almendra, también el público disfruta de la delicia del postre italiano El Cannoli, un enrollado frito a base de harina y vino rojo con crema dulce hecho con diferentes quesos.
Por su parte, la familia López agregó al menú postres y panes hondureños.
'Llegamos a suplir algunos restaurantes hondureños con las famosas semitas, quesadillas, tortas, pan de elote, recetas que recordaba de mi tía Carmen. También ofremos flan de coco, vainilla y café, cotizados en eventos que suplimos', señaló con orgullo.
Este hondureño emprendedor logró enfrentarse a la barrera del idioma, reforzó las ideas de pastelería y postres que de niño tenía y hoy en día inculca esos valores a sus tres hijos, a quienes dejará el legado italiano hondureño de la pastelería más antigua en Nueva Jersey.
Y, por supuesto, conservando los valores gastronómicos de la vieja escuela rústica.
Lopez compartió con EL HERALDO la frase que lo impulsa día a día: 'Siempre piensa antes de actuar y nunca actúes sin pensar'.