TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Doña Rosario Ordóñez, de 70 años de edad, tenía una petición muy clara para Dios: “Señor, yo ya te di a un hijo (murió), otro no me lo vas a quitar, así que lo quiero fuera de ahí antes del sábado”.
La súplica de la madre del hondureño Jorge Baldemar Grande, chef que radicaba en Ucrania, pero que debido a la invasión rusa tuvo que salir huyendo rumbo a Polonia junto a sus dos cachorros y su esposa Lena Verbytska, se enmarcó en su fe al Todopoderoso.
La señora que vive en San Pedro Sula, Honduras, conversó con EL HERALDO y detalló todo lo que vivió desde que se enteró que su hijo y su nuera corrían peligro en Lviv.
Ella advirtió que los atacarían
Como toda madre preocupada por el bienestar de los suyos, doña Rosario advirtió a la pareja el riesgo de quedarse en el país en conflicto, sin embargo, ellos siempre creyeron que la tensión no escalaría tanto.
”Yo les dije a ellos ‘Sálganse porque los van a atacar’, pero ellos como ucranianos están acostumbrados a vivir en esa guerra. Ellos nunca pensaron que esto iba a pasar, yo les hablé y les dije que se salieran, pero me dijeron que no”, contó.
Pasaron solo pocas horas para que su advertencia se volviera realidad. ”El martes en la mañana ya me estaban diciendo que estaban viendo cómo salir”, dijo.
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Al comprender que la huida los dejaría completamente expuestos a los bombardeos, doña Rosario comenzó a elevar plegarias; también pidió apoyo espiritual a todos los grupos que tiene en WhatsApp.
Ella asegura que a pesar de la preocupación por la tensión en la nación europea, su instinto de madre y su fe en Dios le aseguraban que todo saldría bien. “Sí me preocupaba, pero yo sabía que él iba a salir. La seguridad que yo tenía todo mundo me la admiraba”.
Sin embargo el resto de sus parientes, su esposo, don Jorge, y su hija, Alejandra, temían lo peor y además rememoraban, con dolor, un trágico accidente que marcó sus vidas en 1992. Ese año uno de los hijos de doña Rosario murió en una aparatosa colisión.
Después de la tormenta llegó la calma
”Hubo momentos en los que perdimos contacto (durante la invasión rusa), pero la mamá de su esposa nos estaba informando lo que estaba pasando”, relató doña Rosario.
A su hogar volvió a reinar la paz y la tranquilidad hasta después de 16 horas, cuando por fin Jorge y su esposa llegaron a Polonia y le compartieron la ubicación a través de una aplicación de mensajería instantánea.
“Jorge me escribió a mí y me envió su ubicación en tiempo real. La mamá de la esposa de Jorge también me avisó a mí a las 3:00 de la mañana. Ahí me tranquilicé yo”, agregó.
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Empieza una nueva vida
Jorge Baldemar Grande únicamente estuvo en Polonia tres días. Ahí se mantuvo refugiado con su esposa en un hotel que fue pagado por las autoridades hondureñas, sin embargo, ahora su nueva vida iniciará en la Madre Patria.
Doña Rosario confirmó a EL HERALDO que este 1 de marzo su hijo y su nuera volaron a España, donde piensan establecerse y retomar sus actividades.
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El próximo encuentro, cara a cara, está programado para Navidad, pues en su familia ya es tradición reunirse en época decembrina.
Aunque el trago amargo ya pasó para esta familia catracha, la realidad a la que se enfrentan otros latinoamericanos que vivían en Ucrania es devastadora, pues tuvieron que dejarlo todo para refugiarse en países vecinos.
La invasión rusa a Ucrania comenzó el pasado 24 de febrero y no parece hallar el fin.