TEGUCIGALPA, HONDURAS.- ¿Puede un hondureño nacido en un hogar modesto soñar con viajar por el mundo y obtener los títulos más altos en prestigiosas universidades? Para muchos puede parecer imposible, pero para Susan Denice Flores Irías, no. La catracha, originaria del barrio Morazán en Tegucigalpa, capital de Honduras, se planteó un sueño desde su adolescencia y ha trabajado sin descanso hasta lograrlo y tras enfrentar en carne propia los obstáculos que representa nacer sin algunas facilidades, también ha dedicado parte de su vida a impulsar a otros a seguir su ejemplo.
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Un juego de niña y su personalidad curiosa y aventurera la llevaron a convertirse en doctora en microbiología en el año 2014, siendo la primera de su familia en ingresar a la universidad y titularse con mención honorífica ‘Cum Laude’; y aunque eso ya representaba un orgullo y un enorme avance para su futuro, ella tenía claro que estaba lejos de detenerse.
“Cuando yo tenía nueve años, no teníamos mucho dinero pero mis padres me dijeron ‘como es tu cumpleaños te vamos a comprar un juguete’ y me llevaron a una tienda y de todos los juguetes que había escogí un microscopio, que según yo era como el mejor juguete del mundo... ¡Quién diría que años después me iba a dedicar a eso! Yo jugaba a que veía virus y otras cosas, pero en realidad no se veía nada porque era de juguete, pero en mi mente yo decía que era científica”, recordó Susan entre risas al conversar con EL HERALDO y previo a sumergirnos en su mágico viaje de vida.
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Y aunque mientras crecía y cursaba sus clases en el Instituto España Jesús Milla Selva fue interesándose por la cocina y en algún punto soñó con convertirse en chef, aquella primera pasión descubierta mientras echaba a volar su imaginación sería más fuerte y terminó orientándose por el estudio de los microorganismos. Pero como su hambre por aprender y prepararse era insaciable, Susan aprovechaba cada oportunidad que encontraba para capacitarse en algo nuevo: tomaba cursos gratuitos de idiomas en la misma Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en el Instituto Hondureño de Formación Profesional (Infop) y en cualquier lugar que pudiese.
Ella recuerda que antes de cumplir 20 años comenzó a aprender portugués en el Centro de Excelencia para la Educación en Tecnologías de la Información (CEETI), pues su sueño era estudiar en Brasil y posteriormente viajar y conocer lugares y culturas alrededor del mundo, aunque en ese momento no tenía idea ni cuándo ni cómo lo lograría.
“Desde que tenía 19 años les dije a mis padres que mi sueño era viajar por todo el mundo. No sabía cómo, porque no tenía plata ni nada, pero ese ha sido mi sueño y quisiera hacer un libro de todas mis experiencias de vida, de mi carrera y todos los recuerdos que se van haciendo, ir creando como un portafolio personal”, indicó Flores al rememorar su sueño y al saberlo cumplido, aunque aún le queda camino por delante.
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Con una buena base en el idioma y gracias a su excelente desempeño en la universidad, la hondureña logró conseguir una beca para estudiar el máster en biología de agentes infecciosos y parasitarios en la Universidade Federal do Ceará, en la ciudad de Belém do Pará, Brasil. “Yo era apasionada por la virología y fui hasta el Amazonas solo para estudiar virología y me especialicé en biología molecular”, contó.
Y al recordar esa primera experiencia educativa fuera del país, la voz de Susan se llena de una alegría que la hace transportarse a aquella época: “¡Fue fantástico! ¡Fue muy bueno!, porque en todas las universidades en Brasil había muchos estudiantes extranjeros, estudiantes de todo el mundo, y de Honduras eran como tres personas y yo era la persona que representaba a Honduras en la parte de las ciencias biológicas, entonces estaba súper contenta y me fue muy bien por allá. Me acuerdo que los brasileños decían que los hondureños éramos súper inteligentes porque nos iba muy bien siempre”.
Susan regresó a Honduras en 2017, con un nuevo título y con el deseo ardiente en su corazón de ayudar a otros compatriotas, que como ella soñaban con estudiar en el país sudamericano.
“Yo me había puesto como objetivo que si yo lograba ir a Brasil iba a regresar a esa misma institución a ayudar a otros. Di clases de portugués en el CEETI y también daba charlas de cómo conseguir becas. Mi meta era orientar a otros estudiantes para que se ganaran becas en Brasil, así logré que dos estudiantes se fueran también a cumplir su sueño”, recuerda la joven con orgullo.
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Paralelo a las clases que impartía como voluntaria también siguió trabajando en una investigación que había iniciado durante su estadía en Brasil. “Comencé una investigación un poco grande mientras estuve en el máster en Brasil, al final pudimos publicar cuatro artículos en revistas internacionales, incluyendo la revista internacional de retrovirología. Trabajamos en escritura científica, presentamos en conferencias internacionales. Yo presenté aquí en Honduras parte de nuestro trabajo, en el Congreso Centroamericano y del Caribe de Enfermedades Infecciosas; y en Brasil mandamos a otro representante con otra parte de nuestro trabajo, el cual estuvo en el Congreso de Virología del Mercosur en 2020”, detalló.
Tres años más tarde, la esforzada joven logró trabajar como asesora regional de laboratorio en el Programa Regional Centroamericano de VIH (PRCVIH), donde enfrentó el desafío de mejorar las condiciones de los servicios de laboratorio en la red pública tanto de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Panamá.
En 2020 se dio la oportunidad. Como yo hice mi investigación con el virus de VIH, trabajando con el análisis genético y mutaciones genéticas del VIH, cuando regresé pude trabajar como la asesora regional de laboratorio en el Programa Centroamericano de VIH, ahí el objetivo de mi puesto era mejorar las condiciones de los servicios de laboratorio en todos esos países, con excepción de Costa Rica. Esa oportunidad fue fantástica para mí, porque fue como aplicar muchas de las cosas que yo ya conocía”, recordó la hondureña.
Representando a Honduras en Europa
Sin embargo, al comenzar su labor se dio cuenta de que la región lamentablemente no cuenta con las mismas condiciones que hay en otras partes del mundo y ahí surgió en ella un nuevo reto personal. “Uno de los más grandes problemas en Centroamérica es que no tenemos los recursos para impulsar una mejoría en los servicios de salud pública, en materia de laboratorios falta mucho recurso para poder modificar, desde estructuras, porque incluso en los laboratorios urge cambiar la estructura, los equipos, porque cuando hablamos de laboratorios hablamos de tecnología nueva, equipos, reactivos, condiciones de trabajo de nuestros técnicos de laboratorio y microbiólogos da mucho pesar porque hay mucha carencia, se necesita recursos financieros”, detalló.
“Yo no me había quitado de la mente que iba a seguir estudiando, porque la verdad es que uno nunca termina de aprender. Todo surgió mientras estuve trabajando en el Programa Centroamericano de VIH, porque lo que me permitió ver mi trabajo es que la calidad de los estándares era súper importante, tenemos que brindar un diagnóstico de alta calidad, el mismo que usted va a obtener en Alemania es el que le tenemos que ofrecer aquí en Centroamérica, a pesar de los recursos limitados y de todo. Entonces comencé a interesarme en este tema de estándares de calidad para servicios de laboratorios clínicos, así fue como pude dar con este programa que es el máster europeo en calidad en laboratorios analíticos y este máster es un Erasmus Mundus, que significa que no solo es dado por una universidad, sino que por un grupo de universidades”, indicó acerca de su nueva oportunidad educativa.
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Pero conseguir que la seleccionaran era otro reto a superar, pues la competencia era fuerte y había aspirantes de todas partes del mundo, muchos de ellos posiblemente con mayor experiencia profesional que Susan, sin embargo, eso no la detuvo y logró ser una de las primeras 12 seleccionadas, en un grupo de cientos de personas de distintas nacionalidades.
“Habíamos 400 candidatos de todos los países del mundo y yo escribí una carta de motivación muy clara: cuáles son mis intereses, porque yo estoy desarrollando una carrera como consultora especial en servicios de laboratorios. Yo dije: ‘creo tener los motivos correctos para ganar esto, aunque hayan 400 personas yo tengo que ganar esto’ y recuerdo que tres meses después me dieron la noticia de que había sido seleccionada entre los primeros 12 candidatos y que eso me garantizaba una beca completa, con todo incluido, entonces eso fue felicidad pura, porque me hace muy feliz saber que voy a fortalecer mi carrera y porque voy a representar a Honduras otra vez y me esfuerzo por hacer un buen trabajo”, contó muy alegre.
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Y es que además, ella será la única hondureña en el programa y junto a otra persona de Guatemala serán los encargados de poner en alto el nombre de Centroamérica en su estadía de dos años en cinco universidades de Europa: “El primer año vamos a estudiar en la Gdansk University of Technology (Polonia), luego en la Universidad Tecnológica de Bergen (Noruega), después en la Universidade do Algarve (Portugal) y luego en la Universidad de Barcelona (España) y la Universidad de Cádiz (España)”.
Ejemplo de perseverancia y dedicación
Susan asegura que en su interacción con otras culturas y al ser beneficiada con oportunidades educativas y laborales fuera del país se ha dado cuenta de la importancia de buscar siempre aprender más y explotar cada uno de los recursos que están a nuestro alcance, aunque lamenta que no todos tengan acceso a ellos, por eso espera que un día esa desigualdad pueda cambiar en Honduras.
“Si hay algo que me pone triste es que los jóvenes en Honduras no tengan oportunidades, especialmente porque sé cuántas oportunidades hay allá afuera y siento que esa es la mayor injusticia en Honduras. Que no tengamos acceso a educación de calidad, yo estando en Brasil miraba las oportunidades que los jóvenes tienen allá y yo solo pensaba: ‘¿Por qué no tenemos esto en Honduras? ¿Por qué no hemos implementado esto en Honduras?’, el estudiante en Brasil tiene todo, aquí tenemos jóvenes talentosos que no tienen trabajos y que no tienen oportunidad de estudiar más cosas”, exclamó con tristeza.
Pero a pesar de eso, la destacada profesional quiso dejar un mensaje de esperanza desde su experiencia, motivándolos a esforzarse por cumplir cualquiera que sea su sueño, o como en su caso, sus sueños, pues a pesar de vasta preparación y experiencia a sus cortos 31 años, sigue pensando en profesionalizarse como chef y ser políglota, pues aunque ya habla tres idiomas (español, inglés y portugués), está ansiosa por aprender la lengua de los lugares donde estudiará en el viejo continente: “Los hondureños somos muy aventureros, no tenemos miedo y si se nos da la oportunidad le sacamos hasta la última gota de provecho. Yo siempre he pensado que al que tiene fe siempre le va bien y me han pasado muchas cosas, pero Dios me ha conseguido oportunidades increíbles, por eso, a todos los jóvenes de Honduras les digo que hay que tener fe en el creador, porque Él nos va a dar las oportunidades y enfocarse en hacer su parte y ser valientes, saber que a pesar de que hay muy pocas oportunidades en Honduras siempre podemos ver más allá y hay muchas oportunidades en el extranjero”.