TALANGA, FRANCISCO MORAZÁN.-Migrar es un derecho universal y escoger el lugar a donde ir para mejorar las condiciones de vida es una decisión personal.
En los últimos años, España se ha convertido en el país que los hondureños han escogido como su segunda nación para sacar adelante a sus familiares.
Las provincias de Madrid, Barcelona y Girona, son los sitios donde residen la mayor cantidad de compatriotas. En el caso particular de Girona, residen 13,851 hondureños, que representan el 10.64% del total de compatriotas en la Madre Patria cuyo cifra asciende a 134,125 hondureños, según el padrón municipal de España en su más reciente informe actualizado a inicios de 2023.
Lo curioso en esta provincia del país europeo, es que la mayoría de los hondureños son originarios del laborioso municipio de Talanga, departamenro de Francisco Morazán.
De acuerdo a estimaciones, de cada familia de este sector catracho hay una persona que ha migrado a la madre patria.
Una prueba viviente
Adalid Chávez, es médico general de profesión, graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y cuenta a EL HERALDO que solo él tiene en total 30 familiares radicados en España, incluidos su madre y sus cuatro hermanas menores.
“En primer lugar, déjeme decirle que soy hijo de una madre migrante, pues somos cinco hermanos y cuatro de ellos viven en España. Viajaron desde que eran pequeños y yo fui el único que me quedé acá en Talanga”, relata Adalid.
“Soy miembro de una familia de migrantes porque todas las hermanas de mi mamá viven en España y sus hijos también viven allá y básicamente de mi familia nuclear y mi familia extendida soy de los pocos que quedan aquí en Talanga, todos viven allá”, recalca.
La historia de su familia en España es bastante marcada porque su abuela materna falleció en España cuando justo realizaba un viaje de visita a sus familiares.
“Mi madre Alba Esperanza Chávez, que es originaria de Talanga, tiene 17 años de vivir allá y nunca ha venido a Honduras. Hace un año y medio yo fui a visitarla, y esa es mi historia, mi relación familiar con España”, continua el doctor.
Doña Alba Esperanza reside en el municipio de Bescanó que está ubicado en las afueras de Girona. Desde que salió de Honduras, doña Alba ha laborado en el rubro de la limpieza, con lo que ha podido sacar adelante a sus cinco hijos.
Desde hace unos años, la madre del doctor Chávez trabaja en un asilo de ancianos, arreglando las camas de los abuelitos internos.
Cuando doña Alba viajó a España como migrante, el ahora profesional de la medicina cursaba apenas el segundo año de ciclo común en el colegio de Talanga.
Con la ayuda de su madre, Adalid logró graduarse en el colegio y luego como profesional de la Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
“Ella me enviaba las remesas y las cantidades eran dentro de lo que cabe, lo necesario poder cubrir mis gastos de estudiante. Estoy muy agradecido porque el triunfo es de ella”, dice aún emocionado, rememorando esos tiempos.
Sus cuatro hermanas estudiaron diversas carreras en España, hay enfermeras y trabajadoras sociales.
“Al estar alejado de mi familia, los círculos de apoyo son muy importantes y en mi caso creo que tiene que ver el círculo de amigos, sobretodo con los que me relacioné en mi adolescencia, lo que hizo un poco más fáciles las cosas porque estar sin la familia no es nada fácil”, comenta.
Su círculo de amigos radica en un grupo de la Iglesia Católica, pues en ese grupo desarrolló parte de mi juventud y eso le ayudó mucho para poder sobrellevar el hecho de no estar con mi madre y hermanas.
“Recuerdo que cuando mi madre se fue para España, yo estaba haciendo el proceso para el sacramento de la confirmación y luego a través de los años me fui formando como líder y me convertí en líder del grupo de la iglesia y eso al final era como parte de mi crecimiento personal. Eso impulsó a que yo pidiera tomar buenas decisiones en mi vida, porque al final de los que estábamos en el grupo, paradójicamente teníamos nuestros padres en España”.
Lo que más extrañaba de su madre era llegar a la modesta casa y que no había alguien esperándole.
“Cuando ella migró, yo me quedé con una familia de crianza, porque desde que yo estaba pequeño vivía con familiares de mi mamá. Yo no crecí con mi padre biológico, pues mi madre se casó con otra persona después de tenerme a mi”, cuenta Adalid.
“Mi madre estaba feliz cuando la visité allá en Girona, eran casi 15 años de no verla”, recuerda.
En su momento pensó regresar a estudiar a España, pero se le dio la oportunidad de abrir una clínica en Talanga. “La clínica la denominamos Higea, es nuestra en sociedad con cuatro amigos, donde el objetivo es la prevención, más que el tratamiento de las enfermedades”, comenta.
Su emprendimiento apenas tiene tres semanas de vida, pero la respuesta ha sido muy buena de parte de la población de Talangueña.
“Tenemos una ventaja de que somos de Talanga y nos conocen. Hemos sido partícipes de diferentes proyectos comunitarios y sobretodo en la iglesia y creo que por eso la gente tiene un buen concepto de nosotros y estamos generando esa confianza en la población”, expresa con satisfacción.
Una provincia familiar
El profesional de la medicina no desconoce que al menos una persona de cada familia de Talanga vive en España y ese es un número bastante significativo.
“En mi caso, son alrededor de 30 personas solo de mi familia que viven en España”, reitera.
“Uno cuando camina por las calles de Girona, es como que esté en Honduras, ya que se encuentra a la gente como que esté en el pueblo, no se encuentran muchos españoles en los moles”, cuenta.
Adalid está consciente del sacrificio que significa para un hondureño salir de la tierra que lo vio nacer.
“Definitivamente no es fácil para nadie salir de su país, pero hay que reconocer las pocas oportunidades que hay en Honduras, yo soy el ejemplo de que pude salir adelante, pero no lo hubiera podido hacer sin la ayuda de mi familia en España”, reconoce, al tiempo que confiesa su enorme deseo de volver a ver y abrazar a su madre y hermanas.